OPINION

El último show de Marianico El Corto y lo que representa para la televisión autóctona

Marianico El Corto en 'El último show'.
Marianico El Corto en 'El último show'.

En la marabunta de nuevos consumos de televisión bajo demanda, parece que la labor de las televisiones autonómicas queda centralizada en programas que cobijan la información de proximidad a través de géneros como las noticias, los programas de reporteros, los magacines y los documentales La información que acompaña al espectador en el vivo y en el directo como salvavidas. Pero para radiografiar el entorno próximo también es importante la ficción como oportunidad única para zambullirnos en la experiencia de la complejidad de nosotros mismos y de lo que nos preocupa y afecta en el día a día.

Sin embargo, mientras asistimos a un boom de ficciones extranjeras, en España las series han huido de la realidad autóctona para enfocar universos fantasiosos o inspirarse en éxitos de otros países, a pesar de que vivimos en un momento efervescente en lo político, en lo tecnológico y en los movimientos sociales no terminamos de plasmar del todo lo que está en la calle en las series. Las cadenas han preferido no meterse en tales berenjenales. Y, poco a poco, quizá, por eso mismo, se desconectan de las nuevas generaciones. Porque las series no están en sus preocupaciones.

Televisión Española, como cadena pública generalista, y las cadenas autonómicas tienen un deber en este sentido. Frente a la colonización de los todopoderosos norteamericanos, invertir en la industria audiovisual autóctona para reconectar al público atreviéndose a historias que hablan de su entorno, sus dudas, sus retos, sus ilusiones.

El éxito de provocar esa identificación del público no es nuevo. En la década de los ochenta, TVE propició una edad de oro de la ficción nacional al invertir en industria y en valientes series de género, donde existió una gran libertad para narrar tramas e incluso versionar grandes clásicos. Había tiempo para cocinar cada producción y no existían miedos a las audiencias instantáneas, pues aún no existían mediciones diarias de las cuotas de pantalla. Directores y guionistas contaban con una mayor independencia creativa y había series con un claro sello de autor. Así lo hicieron, por ejemplo, Pedro Masó y Ana Diosdado con 'Anillos de Oro' o, en el ámbito de adaptaciones literarias, Mario Camus con  'La forja del rebelde'. Sin olvidar, por supuesto, 'Verano Azul', 'Hasta luego cocodrilo', 'Las chicas de hoy en día', 'Gatos en el tejado', 'Brigada Central', 'La Mujer de tu vida'... Y tantas otras. Todas son hoy documentales de su tiempo, además de ficciones emblemáticas de poderosa historia.

¿Qué series trascenderán y documentarán hoy nuestro tiempo? Eso no lo harán las plataformas norteamericanas tan bien como nuestros creadores. TVE tiene un gran reto por delante para volver a ser libre en lo que ha creatividad se refiere. Sólo 'Cuéntame' y 'El Ministerio del Tiempo' parecen sobrevivir en riesgo, tal vez por su veteranía, pero los nuevos proyectos son miedosos. También las autonómicas deben experimentar en contenidos como hace Aragón TV con 'El último show'.

Desde Aragón para el resto del país esta serie narra con sencillez la vida y la frustración después del éxito. Lo hace con el reclamo de Marianico El Corto como protagonista.

La serie consigue el contraste de convertir a un cómico de un país que no se ríe como antes en un actor dramático que intenta asimilar el pasado y la cuenta atrás de su menguante futuro. Un personaje que representa a una España de la que algunos reniegan, sí, pero que es el vigente germen de lo que somos ahora.  De esta forma, se crea un interesante ejercicio que dibuja una sociedad de anhelos, expectativas y complejos.

'El último show' está creada por Álex Rodrigo, director y guionista de larga experiencia, está detrás de 'La Casa de Papel', pero esto no es 'La casa de Papel'. Ni quiere serlo. Es más, define la flexibilidad de la que tienen que aprender las autonómicas para apostar más por todo tipo de ficciones, más grandes o más pequeñas. Aunque los expertos seriéfilos no lo entiendan. Da igual, lo importante es que alcancen la complicidad de un público que quiere riesgos que le reten.

En Aragón TV lo saben, lo explotan y, así, están siendo relevantes más allá de las audiencias tradicionales con productos que otorgan visibilidad y comprometen al público con su canal autonómico porque se preserva la cultura propia con una creatividad que, al final, entiende que sin osadías y con eufemismos la televisión de siempre se quedará atrás. Lo demuestran tan atrevidos como acertados formatos como el slowtv 'El Viaje' o este mismo 'El último show' que es un vibrante homenaje a Marianico El Corto pero, a la vez, también, a una sociedad que se está percatando ahora que no todo acaba siendo como nos prometieron. 

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