OPINION

El vuelco de 'First Dates': tres claves televisivas de las 'vacaciones en el mar' de Carlos Sobera

First Dates
First Dates

Llegar al crucero MSC Bellissima es sentir una entraña mezcla de tranquilidad y excentricidad. Tras pasar varios y extensos controles de seguridad, un ascensor lleno de espejos nos lleva hasta la planta dieciocho. Allí está el equipo de 'First Dates', que se ha instalado estos días en el barco para grabar durante cinco semanas una versión inédita a nivel mundial del formato de éxito de Cuatro, que se emitirá en 2020.

'First Dates' dejará unos días su restaurante-plató en San Sebastián de los Reyes para coger aire con esta versión a lo 'Vacaciones en el mar' y que, a priori, cuenta con tres ventajas claras para la televisión:

1. El programa respira fuera del plató en un sitio con tinte paradisiaco. Así se potencia la aureola aspiracional del programa. Ya no sólo te puedes identificar (para bien o para mal) con los participantes, ahora también se multiplica el grado de ensoñación por la fantasía vacacional que acoge la grabación. El espectador quiere relajarse en las piscinas de MSC Bellíssima e incluso pisar tal restaurante. No es un decorado, es real.  'First Dates' incorpora, por tanto, parte de la luminosa esencia de los programas de viajes como lugar que ves en la tele porque, a la vez, imaginas que en un futuro no muy lejano te gustaría vivirlo.

2. Además de la aspiracional ensoñación, con la grabación en este gran y lujoso crucero el formato gana en localizaciones. Lo que permite que el relato ya no se quede en la simple cita. El barco permite ver la evolución de los participantes en el viaje y en diferentes contextos. El espectador conocerá más a los asistentes y su evolución en el crucero. Habrá vida más allá del restaurante en otros lugares como las piscinas, los teatros y, si surge, los camarotes de este MSC Bellíssima, un nombre muy propio y acorde con su decoración en donde más es todavía más. Con escalera de Swarovski incluida.  El crucero es un plató gigante perfecto para cobijar diversidad de tramas que, aunque en su mayor parte serán autoconclusivas por episodios como es habitual, alguna hasta se puede convertir en historia transversal y saltar de episodio en episodio. Lo que aporta una fidelidad extra al show.

3. El crucero está lleno de pasajeros. Unas 5.000 personas habitan esta ciudad a flote. Otro plus para desengrasar la tónica habitual del formato. La casualidad -y los ojos bien abiertos del equipo- puede rodar historias que suceden en la travesía y que no van de la mano del casting de 'First Dates'. Si se incorporan con destreza, se otorga a los capítulos un plus de imprevisible viveza que atraerá a un espectador que agradece la televisión acontecimiento que se adapta con versatilidad a lo que acontece en su entorno. Y crucero de 'First Dates' es un salto en este sentido para generar un evento a través de todo el glamour de lujo que rodea a un crucero... con todos los choques que eso conlleva.

Y, como personaje principal, Carlos Sobera haciendo casi de capitán, claro, en este crucero que recorre Barcelona, Marsella, Génova, Nápoles, Mesina y Malta y que se ha dotado de cámaras robotizadas para que no sean cámaras con operador invasivas en las citas, pues restaría naturalidad en los protagonistas. Estas no las ven ni los pasajeros... así que se colará más de uno en plano. Pero la sencillez discreta de las cámaras robotizadas es necesario para que no se pierda ese objetivo poderoso en este tipo de programas que es plasmar la verdad de dos personas conociéndose sin filtros. Aunque, esta vez, igual tengan que tirar de biodramina. 

@borjateran

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