EN PERSPECTIVA

Antonio Vega, Emilio Aragón, Belén Rueda y una amistad que traspasó la tele

Emilio Aragón y Belén Rueda en BSO
Emilio Aragón y Belén Rueda en BSO
Movistar

"La primera vez que mi padre y mi madre me dejaron viajar fuera de casa solo fue con Antonio Vega. Él tenía 17 años y yo 15, y nos fuimos al Sueve en Asturias. Allí pasamos una semanita en una cabaña", cuenta Emilio Aragón a Belén Rueda en 'BSO' de Movistar Plus."Las horas que hemos pasado, Antonio Vega en mi habitación y yo en la suya... te puedes imaginar", añade. Mientras, Belén Rueda atiende emocionada, están a punto de escuchar un increíble versión de 'Lucha de Gigantes' con Bebe y Cristian de Moret. Al fondo, Aragón toca su mágico acordeón.  

Pero no es sólo una versión de 'Lucha de Gigantes', es un homenaje a un amigo. La descriptiva mirada emocionada de Belén Rueda lo constataba. Y es que la buena televisión se puede, también, leer entre líneas. En la buena televisión no sólo se ve la evidencia, sobre todo se cuelan los vínculos, las circunstancias, las sensibilidades, las ilusiones. Incluso los miedos. La vida, al fin y al cabo. Porque la buena televisión no quiere ser perfecta, simplemente es la que está vivida. Así, como consecuencia, transmite y moviliza conciencias. 

En realidad, toda la televisión de Emilio Aragón ha removido sentidos. De aquel 'Ni en vivo y en directo' que nos despertaba espíritu crítico para no creernos los anuncios de la tele a este 'BSO' indagando en artistas y su relación con la música que nos acompaña, que nos marca. También cuando hacía los shows más aparentemente livianos como 'Vip Noche'. También estos formatos estaban comprometidos con su sociedad. Y sus valores. Valores como la amistad.

Normal que Belén Rueda se emocionara con una mirada tan cristalina en esta versión de 'Lucha de Gigantes'. Porque fue ante ella, en 'Noche noche' en el estudio 10 de Antena 3, donde Emilio tocó el piano junto a Antonio Vega. Era 1993 y su gran show de variedades terminó con 'El sitio de mi recreo' interpretado en riguroso directo por su autor y su amigo. 

"¿Cuántos años nos conocemos, Antonio?", preguntó entonces Aragón a Vega. "25 o 26 años", respondió el genio. Pocas veces actuaron en televisión juntos, y esta fue una de las más especiales. Probablemente, la cadena estaba preocupada porque la canción no era una efectista fiesta para acabar el show con la alegría en alto. Incluso este himno contiene esa nostalgia con un punto triste que te deja pensando donde nos llevó la imaginación con los ojos cerrados. 

Al final, ese final es el final, pues transmitió más que cualquier fiesta. La audiencia estaba asistiendo en directo al sensible abrazo musical de dos talentos cómplices. Y concluyó la canción y, antes de que el programa se fuera a fundido en negro, Antonio Vega abrió sus sentimientos y afirmó: "si alguien entiende este tipo de canciones es mi amigo Emilio. Gracias". No hizo falta el confeti habitual de la tele de prime time, no hizo falta nada más.

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