OPINION

Los aciertos y errores (televisivos) de la entrevista de Ana Blanco a Mariano Rajoy en TVE

ana blanco mariano rajoy rtve
ana blanco mariano rajoy rtve

Mariano Rajoy ha vuelto a ser entrevistado en Televisión Española. Esta vez, el encuentro ha sido en el propio plató del Telediario, pues la cadena pública ya se ha desprendido de los míticos Estudios Buñuel, que solían acoger este tipo de especiales y desde donde se realizaron la mayor parte de los Tengo una pregunta para usted o la última entrevista al propio Rajoy.

Ana Blanco ha sido la entrevistadora elegida. Un acierto, pues es la única primera espada de los informativos de TVE que mantiene cierta credibilidad. De hecho, la periodista apostó por la repregunta en una cadena que, en los últimos años, no acostumbra a las repreguntas a los miembros del gobierno.

Otro acierto ha sido la realización visual, acogedora, aunque el formato de la entrevista ha desprendido una estructura antigua a pesar de que intentaba imitar a últimas técnicas de las televisiones privadas para, así, conectar con una mayor cercanía con la ciudadanía.

Ese objetivo, esta noche, desde TVE no se ha conseguido, ya que el formato de la entrevista ha evidenciado artificio pactado. De esta forma, daba la sensación de que el encuentro estaba hecho a medida entre la dirección de comunicación del PP y la jefatura de informativos de la televisión. De ahí el pobre dato de audiencia (11.5% y 2.230.000): el programa no ha logrado contagiar un interés de acontecimiento periodístico.

Tampoco ha ayudado las preguntas de los ciudadanos anónimos, pregrabadas y, por tanto, sin derecho a réplica. No ha existido sensación de entrevista popular, al contrario. Error.

Esta decisión de "preguntas vía plasma" ha restado naturalidad y credibilidad a la entrevista. Más aún en estos tiempos en los que la política se dibuja en prime time a través de la cercanía de políticos respondiendo a la gente en programas más dinámicos, sin ataduras encorsetadas a las cocinas de los asesores políticos de antaño. Estamos en otra era de la comunicación política.

Aquí ha faltado esa espontaneidad de enfrentarse, cara a cara, a la realidad. Una pantalla ha vuelto a separar a Rajoy de los votantes y de la propia audiencia de una televisión pública que necesita programas donde el espectador no sienta que están diseñados para que el político los maneje a su antojo. O, al menos, lo intente.

La única forma de lograr convencer a la audiencia de hoy es sólo creyendo en la libertad sin medias tintas del periodismo, comprender la importancia de la responsabilidad de rendir cuentas y no trabajar desde la necesidad de engatusar al personal porque se acercan unas elecciones.

Y ese ha sido el fallo principal, a nivel televisivo, de la última comparecencia del presidente en la cadena pública: fría y a medias tintas. Una entrevista que define el modelo que ha instaurado el gobierno de Rajoy en TVE: fría, temerosa de la pluralidad real y aséptica.

@borjateran

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