OPINION

Escenario inédito: dos debates en 24 horas

Debate TVE
Debate TVE

Al final, habrá dos debates. El lunes 22 Pedro Sánchez, Pablo Casado, Pablo Iglesias y Albert Ribera participarán en el encuentro de TVE y el martes 23 harán lo mismo en el organizado por Atresmedia. Dos debates en dos días consecutivos. Se crea, por tanto, un escenario completamente nuevo en una campaña política. Los candidatos a la presidencia del Gobierno debatiendo en de dos grupos de comunicación con sólo 24 horas de diferencia.

A priori, dos debates tan cercanos en el tiempo complican el cálculo de los mensajes que deberá sembrar cada candidato en el prime time. Entre ambas emisiones, no hay mucho tiempo para evaluar bien estrategias y discursos, lo que puede desgastar a los líderes ante los espectadores. No hay demasiado margen para que los asesores eviten repetir mensajes y, en principio, es más complicado proyectar bien dos parlamentos televisivamente atractivos que convenzan a potenciales votantes en el decisivo minuto de discurso final. Más complicado, pero no imposible.

Con el erróneo comunicado de RTVE en el que se movía la fecha de su debate al día propuesto por Atresmedia, del lunes 22 al martes 23, la cadena pública allanaba el terreno para que los candidatos eligieran ese martes su compromiso con Atresmedia. No iban a plegarse a una decisión unilateral del presidente y, así, además, ponían en un brete a Sánchez. Tal fallido movimiento de contraprogramación, de hecho, se lo puso fácil a los rivales del PSOE para correr a decir que Pedro Sánchez controla RTVE, a la vez que también enfadó a trabajadores y al Consejo de Informativos de la corporación pública, que luchan por la independencia de la cadena y no ocultaron su malestar en redes sociales.

Incluso el Telediario comenzó explicando la disconformidad del Consejo de Informativos de TVE sobre el cambio de fecha del debate. Un gesto que evidencia que los profesionales de la cadena cuentan con más libertad que en la anterior legislatura. La mala gestión del debate estaba dando un contraproducente giro a la campaña del PSOE. Pedro Sánchez ya sólo tenía la opción de debatir en los dos lugares, RTVE y Atresmedia, y el resto de los partidos ya tampoco podían negarse. El eslogan electoral de todas las formaciones como defensoras de RTVE, junto con la polémica por el frustrado cambio de fecha de la emisión en Televisión Española, que han utilizado las formaciones para intentar desgastar a Sánchez, ha propiciado que existan dos debates seguidos a los que ya ninguno podía decir que no, aunque en cierto sentido también pinta que para disgusto de todos.

El debate sobre el debate se ha ido convirtiendo en una arma política y empresarial en la que, finalmente y aparentemente, ha perdido un poco cada agente implicado: más exposición para los candidatos y menos 'día histórico' para las cadenas organizadores. Ahora el super anunciado debate de Atresmedia se emitirá con el desgaste de que la noche anterior se ha visto el mismo contenido en TVE -y en las cadenas que decidan pinchar su señal abierta-. No obstante, Atresmedia cuenta con los engranajes de La Sexta y Antena 3 para alimentar una expectación mayor con su cita, aunque ahora quede como la segunda.

Ante tal galimatías, es el espectador y, a la vez, votante quien gana, pues tendrá por primera vez la posibilidad de ver a los cuatro líderes en dos emisiones consecutivas lo que debería permitir más verdad y menos tiempo de prefabricación del discurso. Y eso es la mejor noticia. Además, la situación existente ha permitido más libertad de maniobra para las cadenas, que pueden apostar por una realización visual más rica para diferenciar las dos citas: mostrando expresivos planos de reacción de los candidatos antes, durante y después de la contienda dialéctica, lo que multiplica el interés porque crece la fuerza narrativa de estos encuentros, que no son solo debate: también son televisión.

Se abre un escenario televisivo sin precedentes, que quizá ni se repita: dos debates seguidos, en dos grandes platós, que recuerdan que la televisión sigue siendo el medio más poderoso y decisivo para proyectar bien el mensaje político. Un escenario inédito del que políticos, asesores, cadenas y periodistas aprenderán pero que, sobre todo, deja un ganador principal: el espectador. Esta vez, los cuatro principales líderes debatirán, y lo harán dos veces. Esa es una buena noticia. Un final feliz para el debate sobre el debate. Es hora de hablar de lo que realmente la sociedad se juega el 28 de abril.

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