ANÁLISIS TELEVISIVO

Eurovisión 2021: por qué la puesta en escena de Islandia es tan brillante

Mejor concepto televisivo de 'Eurovisión 2021'
Mejor concepto televisivo de 'Eurovisión 2021'
UER

Daði og Gagnamagnið representan a Islandia en 'Eurovisión' con '10 Years'. Su actuación en la final no ha sido en directo: uno de los chicos de la banda dio positivo en Covid y se ha tenido que emitir un ensayo. Pero llevaban tan bien preparada la propuesta que no se ha notado demasiado. Traían todo medido de casa, como debe de ser. En concepto y personalidad. Así su actuación se ha convertido en un buen ejemplo de cómo brillar en 'Eurovisión'.

Para empezar, Daði og Gagnamagnið vienen con una canción que sonará más allá de 'Eurovisión'. No buscan reproducir clichés o tópicos de los supuestos gustos del 'eurofestival', son un grupo con una personalidad aplastante y las ideas claras. No sólo en música, también en su habilidad para crear iconografía. La vestimenta, los teclados, los luminosos fondos escénicos: todo es una especie de videojuego-cómic que en el escenario de 'Eurovisión' sólo se parece a sí mismo.

Atesorar carácter propio siempre es un plus para calar en 'Eurovisión' e incluso volar más lejos del festival. Daði og Gagnamagnið logran traspasar con maestría su personalidad por televisión gracias a una realización colorista que está milimétricamente coreografiada al ritmo de la música. Se podría decir que las cámaras bailan con ellos. Es más, saben presentar muy bien a todos los personajes que componen el grupo.

Ya la primera imagen de la actuación es el perfil de los integrantes de la banda en su conjunto. Están al contraluz de una pantalla teñida de un espectacular morado. Están quietos, pero con expresividad. Listos para triunfar. Es un vital plano de presentación. Se crea expectación con la estampa del grupo antes incluso de que suene la música. Después, un rápido fundido a negro da paso al arranque de la canción. Cada uno de sus movimientos queda retratado con astucia. Y, no menos importante, con travesura. No sólo Daði seduce a cámara, todos sus compañeros tienen marcadas las posiciones para jugar con el espectador. La actuación define muy bien cada personaje. Saben dónde mirar, saben cuál es su energía. Todos tienen su protagonismo y su función, recordando que la tele y la música es trabajo en equipo y que los secundarios siempre ayudan a hacer más especial al cabeza de cartel.

Daði se deja arropar. Su vestimenta, sus movimientos, sus pasos de baile, sus instrumentos. Ningún elemento tiene miedo a cierto surrealismo que te hace único y que representa a una canción festiva que, en cierto sentido, representa ese volver a bailar juntos. En el momento del puente musical, vemos cómo los instrumentos individuales de los tres miembros de la banda se unen en un círculo perfecto. Y cada uno, mientras toca el teclado, no dejan de nuevo de cortejar a la cámara. Hasta cuando hay que mirar al plano cenital como buen colofón de esa parte de la actuación.

Porque la banda no ha salido de un casting de guapos de manual. Están seguros de cómo son y salen a escena sin la obsesión de salir perfectos. Salen a danzar con el público. Hay una base musical buena, hay un concepto escénico sólido, hay una interpretación clara y hay un sentido del humor que lo relativiza todo. No les impone 'Eurovisión', están disfrutándolo. Y se ve bien por la tele, pues hasta cuando concluye la canción su propuesta se guarda unos ingeniosos segundos para que respire el show. Esos segundos ya en silencio son aprovechados para realizar varios planos de las caras expresivas de los diferentes miembros grupo, que están posando con gracia: se han quedado con actitud picarescamente congelada. Mientras a Daði un ventilador le ondea el pelo. Así, antes de acabar su propuesta, este grupo vuelve a remarcar quiénes son, están aquí para que te acuerdes de ellos y sigas escuchando su música mañana, pasado y al otro. Ganen o no. Y, después de esta pausa dramática que reperfila de nuevo su carisma, unos fuegos artificiales sirven de 'chimpún' que remata y solemniza que esta actuación no ha sido una cualquiera. Ha sido una celebración del talento único que no es que no cumpla patrones, es que sabe plasmar con arte, ritmo y concreción aquello que le diferencia del resto y potenciarlo.

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