ANÁLISIS

'Eurovisión': un plan B para que el festival no se vuelva a suspender

Blas Cantó, Eurovisión 2020
Blas Cantó en el especial de Eurovisión 2020

TVE ya cuenta con representante para la versión mini de 'Eurovisión', 'Eurovisión Junior'. Se llama Soleá, tiene 9 años y es de Sevilla. Es hija del bailaor Farru, sobrina de Farruquito, nieta de la Farruca, bisnieta de Farruco y vieja conocida de Juan Y Medio, pues participó en su mítico programa de Canal Sur, 'Menuda Noche'.

Pero Soleá vivirá un festival atípico. Ni siquiera viajará a Polonia, desde donde se emitirá. Porque la crisis del coronavirus propicia que los diferentes pequeños artistas actuarán a distancia desde su país de origen. Y cada actuación será grabada previamente. Sólo el hilo conductor y el televoto se emitirán en directo desde la televisión anfitriona.

Lo que puede suponer un ensayo general para el 'Eurovisión' adulto que debería celebrarse en Róterdam entre el 18 de mayo y el 22 de mayo. Aún queda medio año pero las medidas de prevención para paliar la crisis sanitaria pueden impedir que el festival se celebre con público. Hay dos opciones: realizarlo a puerta cerrada en una escenografía 360 pensada para crear un espectáculo mismo de la ausencia de fans de forma física o, directamente, realizarlo virtualmente como en la edición infantil.

El problema es que si las actuaciones son grabadas, como en los últimos premios MTV 'VMA', el festival pierde emoción. Entonces, simplemente se transforma en una sucesión de videoclips en donde se anula la imprevisibilidad de la emoción de tomar el pulso a cómo se defenderá vocalmente el artista en vivo y, también, cómo saldrá adelante la propuesta escénica, tanto de interpretación, iluminación y realización. Si se pierde el nervio de 'cómo nos saldrá' porque se ha podido corregir en postproducción, 'Eurovisión' anula uno de sus principales alicientes. 

Por tanto, incluso las actuaciones por conexiones a distancia deberían ser en directo. Quizá incluso desde lugares emblemáticos de cada país. Si no cuentas con un gran decorado en un gran estadio, transforma cada país en una gran puesta en escena durante una noche que la televisión une a Europa.

La UER, la unión de las televisiones públicas europeas, necesita tener un plan B por si finalmente no se puede producir el festival en las condiciones habituales por la pandemia a la que asiste el planeta. No puede suceder lo del pasado año, que la cita se quedó paralizada cuando quizá, entonces, se podía haber optado por dar la oportunidad a las canciones seleccionadas en cada país con un concurso especial más pequeño con dinámica 'telemática', al igual que sucede ahora con los niños.

Porque las canciones que los países presentaron en 2020 no podrán participar en 2021.  La propuesta de TVE, 'Universo' de Blas Cantó, ya quedó atrás. Las reglas no lo permiten. Y no tendría sentido, ya que el próximo año no seremos iguales. La música, tampoco. Lo vivido en esta época de Covid impregnará, de una u otra forma, el ADN de un festival que siempre crece cuando sus actuaciones tienen conciencia de su tiempo. Por eso 'Eurovisión' no puede quedarse paralizado, debe tener listo un buen plan B.

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