ANÁLISIS

'Física o Química: el reencuentro': fortalezas y debilidades de una miniserie hecha ¿a medida? del fan

Física o Química, el reencuentro.
Física o Química, el reencuentro.
Atresplayer

La boda de Yoli ha sido la excusa de reencuentro de 'Física o Química'. Atresmedia ha creado un acontecimiento de dos capítulos para motivar a los fans de la serie y crear una ruidosa cita en su plataforma Atresplayer Premium. Objetivo conseguido, pues esta mini serie está escrita con destreza para enamorar a los fans. 

'Física o Química: el reencuentro' combina los guiños históricos que el fan quiere escuchar, los choques amorosos que el fan necesita ver, los cuerpos sin camiseta por los que el fan necesita suspirar e incluso intenta cerrar esas tramas que quedaron en el "aire" para reconfortar al fan. Y, que tal vez, no quedaron conclusas como el espectador demandaba hace una década, cuando la serie de verdad acabó.

Lo bonito de 'Física o Química es poder reencontrarse de nuevo juntos con ese luminoso elenco de actores que eran unos adolescentes novatos de verdad cuando rodaban la producción y, ahora, son unos artistas de la interpretación. Han crecido muy bien. De Andrea Duro a Angy. Y el guion juega sus personajes en esta reunión con la dosis de melancolía y risa que quiere el público. Un público que ha dejado de ser espectador para transformarse en cliente. Por tanto, tal vez, hay que dar al suscriptor lo que desea.

Pero la pregunta es: ¿el reencuentro ha sido fiel a la esencia subersiva con la que aterrizó 'Física o Química' en Antena 3? La respuesta es no. El trasfondo adolescentemente osado de la ficción ha saltado por los aires para cocinar una propuesta más cerca al telefilme de tarde en el que todavía la meta existencial de la humanidad es una boda hortera donde hay una novia vestida de radiante blanco que se va a casar con un señor malo, pues la quiere por su dinero. Por suerte, ella invita a sus amigos del colegio y estos destapan que no es el hombre de su vida, termino que, por otro lado, la 'Foq' original hubiera incidido en su destierro. Porque esconde un trasfondo de expectativas vitales impuestas por esa cultura a relativizar de felicidad tóxica de telenovela.

Una boda como pretexto era el camino más fácil y menos sorpresivo. Y encima casi todos los personajes han sido dibujados con estereotipos de  profesionales triunfadores. Hasta pedantes. Dinamitando parte del cierto realismo, consciente de su tiempo, con el que la serie conectó con su audiencia dentro de las locuras escolares que surgían para que la historia fuera especial. Ahí es donde 'FoQ, el reencuentro' no ha sido fiel a la biblia con la que ideó esta historia Carlos Montero, su creador. 

Pero así son estas producciones que quieren saciar las supuestas aspiraciones de los ruidosos fans más que pillarles desprevenidos sumergiéndoles, de verdad, en la experiencia de toparse con una realidad que jamás imaginaron. Y que no podrán olvidar. Eso sería más poderoso, eso sería más la vida, pero no ha sido el caso de un reencuentro de 'FoQ'. Otra boda más, como meta vital intercambiable para todo.

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