OPINION

GH VIP 2018: la TV, las redes sociales y la obsesión por la manipulación

Expulsión Gran Hermano
Expulsión Gran Hermano

Las redes sociales viven un momento de espiral de indignación ante todo lo que acontece. Porque se han convertido en una especie de placebo en el que descargar la pataleta instantánea. A veces, sobre temas relevantes que desde estas plataformas se pueden cambiar a mejor. Pero en la mayoría de las ocasiones se hace sobre asuntos que, en verdad, son intrascendentes. Así se nubla lo relevante para poner el foco en lo baladí.

Los bulos se expanden. Los contextos de la actualidad se simplifican hasta anular la complejidad de las realidades. Lo aprovechan los partidos políticos para derribar rivales. El auge de Donald Trump fue unido a un buen manejo de las corrientes de opinión en las redes. Es el consecuencia colateral de la era de la "abreviación viral", donde todo se quiere reducir a ítems simplistas en los que no hay margen a matices ni perspectivas. Todo necesita ser una tesis fácil. Todo necesita ser blanco o negro, pero la vida fluye en una escala de complejas tonalidades. Lo que propicia una radical polarización de la opinión en redes. Lo sufre cualquier ámbito: política, deporte, cultura y, por supuesto, la televisión, que sigue siendo el medio más poderoso.

Incluso los medios de comunicación caen en la trampa, pues entran al trapo de la especulación de las redes dando alas a la información tóxica que fluye. Un ejemplo es la acusación constante de manipulación a Gran Hermano Vip. Un asunto trivial que moviliza a cientos de usuarios en redes cada día y del que muchos medios se hacen eco. Como si estuvieran descubriendo el escándalo del Watergate. Cuando, en realidad, es mucho más sencillo.

En televisión todo se manipula, pues detrás de cada contenido existe una elaboración.  Aunque no toda manipulación es malintencionada. Hay manipulación dañina, claro, la que se realiza para intoxicar al espectador, pero lo habitual es la manipulación del cocinado de un buen guion para que se narre bien la historia que se debe contar por la televisión. Cualquier edición nacional o extranjera de GH fomenta pruebas dentro de la casa y emite vídeos con una intención determinada para que las tramas del concurso avancen y el espectador se enganche. Como en un culebrón. Es así de fácil. O si no Gran Hermano no existiría. Porque o no contaría nada o sería un caos narrativo o su contenido no evolucionaría.

La pasada semana, la gala de GHVIP del jueves hizo hincapié en uno de los concursantes, El Koala. El programa encadenó vídeos que dibujaban una personalidad no vista hasta entonces del cantante del Opá, yo viazé un corrá. De esta forma, GH convertía en el malo de la casa a un participante que hasta ahora el formato había pintado como el bueno.

Durante media hora, se emitieron videos que derribaban esa percepción en la audiencia. Era un giro dramático inesperado en el culebrón que venía a decir que ni los malos son tan malos ni los buenos son tan buenos. Un vuelco de guion interesante para mantener el interés de la convivencia. Pero se entendió como manipulación básica del programa con el objetivo de que el Koala fuera expulsado. Pero no fue expulsado. No hubo manipulación de los votos, sólo un guion con una meta narrativa para enriquecer la historia con una intención dramática: el bueno se hace malo al condensar todos sus malos rollos de la semana en 30 minutos. Así, con estas tácticas de guion, aguanta la chispa de interés por el show.

GHVIP 2018 llega a audiencias que acarician un vertiginoso 30 por ciento de cuota de pantalla. Unos datos que para Telecinco son un gran éxito. El programa ya va rodado, a la cadena le da igual que gane uno u otro, pero sí debe mantener el interés de las tramas del formato movilizando a los concursantes para que los resultados de audiencia no disminuyan. Y eso sólo se consigue de una manera: propiciando que sucedan cosas en la casa de Guadalix, incidiendo en determinados videos que potencian personalidades de los personajes del reality y hasta convirtiendo buenos en malos o viceversa. La audiencia critica de manipulación porque está enganchada justamente al reality por la manipulación del creativo guionista que consigue que un formato que puede ser muy aburrido termine siendo un entretenimiento televisivo que produce pasiones, irritaciones, risotadas y otros alborozos.

Paradojas que recuerdan que GH sólo es un evasivo espectáculo de televisión. Sin embargo, la rapidez con la que se manejan las redes sociales pueden impedir entender las complejidades de los asuntos que se tratan y se termina confundiendo lo relevante con lo intrascendente. Y la "manipulación' de GH no es lo relevante. Pero el espectador se ha acostumbrado a que le mientan en lo trascendente. Y ahora no se cree nada. Piensa que todo es un engaño. Incluso algo tan absurdo como un reality de entretenimiento. Perfecto para los que mienten de verdad en los asuntos que nos afectan de verdad: mucho mejor que el público encauce su enfado contra las varietés del sobreexpuesto show bussines televisivo, mucho mejor. Porque es irrelevante.

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