Pocos presagiaban que Hora Punta, el controvertido show de Javier Cárdenas, se iba a mantener más de un año en la programación de TVE. A pesar de las críticas, de sus contenidos sensacionalistas, el formato continúa inamovible en el access prime time de la cadena pública.
Hora Punta no pasará a la historia como un espacio creativo o como un formato televisivo bien definido, pero sí pasará a la historia de la televisión como ejemplo de programa de ajuste de programación. Esa es su verdadera función en la parrilla de La 1 de Televisión Española: Hora Punta es un contenido de relleno para cuadrar la programación después del Telediario y retrasar el comienzo de las grandes bazas del horario de máxima audiencia. Así, La 1 aparenta mejores audiencias al llevar sus formatos de prime time a franjas más tardías, donde brilla más la cuota de pantalla porque existe menos competencia que a las diez de la noche.
El show de Cárdenas sirve, por tanto, para cuadrar horario. De hecho, la audiencia que obtiene no suele ir unida a la calidad del contenido de cada una de sus emisiones. El éxito o fracaso de cada edición de Hora Punta va estrechamente relacionado con el programa que se emite después. Si es un rotundo triunfo como MasterChef o Cuéntame cómo pasó, Cárdenas crece, pues la audiencia no está viendo su propuesta: está esperando a la emisión de otro contenido.
De ahí que la propia cadena fragmente el resultado de media de audiencias de Hora Punta en dos tramos diferentes -aunque en el discurrir visible del programa no cambie absolutamente nada-. Es el truco que da por bueno sólo el dato de la parte final del espacio, cuando hay más espectadores conectados que, en realidad, están ahí para ver la serie o concurso posterior.
Para realizar esta misma función de "ajuste de programación", TVE podría haber optado por un programa de menor coste, ya fuera una tira de zaping de su programación o un recopilatorio de grandes momentos del archivo histórico de la veterana cadena pública -como hace en verano Viaje al centro de la tele con excelentes resultados de audiencia-. Sin embargo, desde TVE se apuesta por Hora Punta que, además, esconde una grave contraindicación: sus contenidos generan mala imagen a Televisión Española, pues desprenden un tono que es la antítesis del marco de acción que se espera de la cadena pública.
Hora Punta suspende a ojos del espectador porque no deja de ser un batiburrillo de entrevistas, noticias curiosas, morbosos sucesos, un puñado de personajes (videntes, por ejemplo) rescatados de una televisión ya superada y hasta púlpito de los intereses personales del presentador -la dirección de TVE ya ha pedido que no se critique en este espacio a otros medios de comunicación-. Pero ahí sigue Javier Cárdenas haciendo su trabajo: retrasando el comienzo de los programas para que sean igual de competitivos en audiencias que las emisoras privadas.
Eso sí, ese mismo cometido se podría realizar con un formato más creativo y más definido, que potenciara una marca positiva de TVE. No con un magacín demodé que no sirve ni para publicitar con eficacia otros contenidos de la cadena por la mala imagen que genera.
Menos aún en un momento en el que TVE, sin necesidad de vender publicidad y, como consecuencia, sin obligación de regirse por el examen de las audiencia tradicional, debería valorar el éxito y fracaso de su programación por su aporte social. Y no por una nota de audiencia servida en la aritmética del frío plato de una cuota de pantalla que, en verdad, expulsa de la emisión tradicional a un espectador que no puede compaginar su vida real con unos horarios televisivos irreales.
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