OPINION

Iker Jiménez, el 'cuentista'

Iker Jiménez y Carmen Porter en el especial de 'Cuarto Milenio' con público, el pasado domingo.
Iker Jiménez y Carmen Porter en el especial de 'Cuarto Milenio' con público, el pasado domingo.

El término 'cuentista' se suele utilizar con cierto desdén despreciativo. Se asocia al cotilla, al que inventa, al que fantasea. En este sentido, la RAE define cuentista como "que acostumbra a contar enredos, chismes o embustes". Pero, también, el diccionario de la RAE lo  define como "persona que suele narrar o escribir cuentos". Y ahí es donde atinan, tal vez sin pretenderlo, aquellos que denominan a Iker Jiménez un cuentista. 

Porque Iker Jiménez ha trascendido la historia de la radio y la televisión por su arte de narrador. Y el arte de narrar es una característica clave en el periodismo y en cualquier formato audiovisual que, en cambio, parece en peligro de extinción. 

Jiménez se denomina "hijo de Félix Rodríguez de la Fuente, hijo de Chicho Ibáñez Serrador, hijo de la mítica serie 'Huella del Crimen'". Lo recalcó en la extensa entrevista del capítulo siete del podcast 'La Cabina' de La Información (lo puedes escuchar pinchando aquí o en las principales plataformas de Podcast) Y razón no le falta. Una rato de radio inspirador que recuerda que somos fruto de nuestros referentes.

Y tanto Rodríguez de la Fuente como Ibáñez Serrador fueron grandes cuentistas. Porque ser cuentista no está reñido con ser honesto y hasta con intentar hacer el ejercicio de pretender abrazar la objetividad.

Así Jiménez, como hizo Félix, como hizo Chicho, ha ido congregando una de las comunidades de público más fiel de nuestro sistema televisivo. La diferencia es que ahora es más complicado lograr esa fidelidad, pues el espectador siente tener a su disposición más oferta audiovisual que nunca. Por tanto, el espectador, oyente o usuario es más impaciente que nunca a la hora de acceder y dar una oportunidad en los contenidos audiovisuales.

Pero Iker Jiménez no ha dejado de crecer en el uso de las virtudes buenas que atesora el buen cuentista que no es más que ese narrador que entiende que el periodismo sin pasión es menos periodismo. Porque ese entusiasmo se hace preguntas desde una genuina ilusión que atrapa por lo que cuenta pero, también, por cómo lo cuenta. Eso es, en definitiva la televisión. Como también lo es la radio, como también lo deben de ser los artículos. No contar, mejor narrar.  

¿Cómo se consigue todo esto? Sin temer a los silencios, sabiendo mirar esa comunicación no verbal que atrapa en primer plano, indagando en todos los trucos teatrales clásicos dentro de la propia tele, desafiando la curiosidad del público, retando a las tendencias imperantes, entendiendo que la diferencia nos enriquece...  Esos eran los cimientos que reunían a España delante del televisor con el 'Un, dos, tres'. Y que también representa, en su género y a su manera, 'Cuarto Milenio'. La artesanía de envolver una historia, el oficio de narrar. 

Escucha este artículo en versión extendida, en conversación con Iker Jiménez, en el podcast 'La Cabina'. Reflexionamos de cuentistas, televisión y los nuevos consumos televisivos. Lo puedes escuchar aquí:

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