OPINION

Instagram salva los programas de corazón: las celebrities se convierten en su propio paparazzi

María Patiño, Socialité
María Patiño, Socialité

Instagram es la red social perfecta para las celebrities. Es la plataforma ideal para promocionarse, pero sin meterse en demasiados líos con reflexiones a golpe de tuit que, como sucede en Twitter, propician polémica.

En Instagram sólo se necesita una foto. Al poder ser, bonita. O un vídeo rápido, de 60 segundos y que desaparecerá a las 24 horas, en caso de utilizar la versión “en directo” de la opción de Stories.

Así, en Instagram, los presentadores, cantantes y actores comparten imágenes de sus rodajes, posados con otros compañeros e incluso intríngulis de su vida privada. Todo un apasionante contenido extra para sus seguidores y fans, que en esta red social encuentran entresijos de la trastienda de su trabajo y vida. Hasta pueden interactuar con sus ídolos con solo un clic. Pero también se trata de todo un jugoso contenido para los programas y revistas del corazón, que se nutren de cada movimiento de las celebridades en sus redes.

Las celebrities dan muchas pistas de su vida privada en Instagram. Ya no hace tanta falta espiar o seguir por la calle como antaño al famoso, ni siquiera esperarlo a las puertas de un restaurante, un aeropuerto o estación del AVE. Se espera su reacción en la red, que es una fuente de información más y, a veces, "la más fiable", según aseguran periodistas de la crónica del corazón.

Y esos movimientos en la red son un filón para los que mueven los hilos del negocio de cuore: cada movimiento en Instagram es una ventana a la especulación sobre la vida ajena rápida, fácil y, encima, gratis para las revistas o los formatos rosas.  Se coge el material sin pedir permiso y se utiliza, pues se da por hecho que lo que se cuelga en la red es de uso libre, aunque no es así.

Colgar una foto publicamente en Instagram no es dar permiso a los medios para que fusilen esa foto y se lucren con ella. Pero lo cierto es que las publicaciones de los rostros populares en Instagram ya son una de las principales materias primas de los programas que tratan el género de las tripas del corazón. Es habitual ver piezas construidas con imágenes de esta red social en formatos como Socialité de Telecinco (en la imagen de arriba) o Arusitys de La Sexta. También Corazón de La 1 o Sálvame.

Un callejón sin salida: los artistas necesitan las redes para visibilizar su trabajo, luchan por influencia a base de lograr muchos likes, comentarios y seguidores en cada foto pero, a la vez, en esa inmersión de abrir su mundo cotidiano en las redes se pueden convertir en su propio paparazzi.

Sólo una foto fija o un selfie, a veces hasta mal enfocado, es un contenido  antitelevisivo, pero no pasa nada. Da igual. Es la era de la televisión lowcost, sin capacidad de inversión y sin tiempo de otorgar margen de elaboración a los programas, así que las redes sociales se han convertido en el vericueto maestro para generar noticias de la nada. Porque la televisión es capaz de hacer de la nada una trama "histórica" y las redes sociales favorecen esa especulación que transforma lo anecdótico o espontáneo en noticia. Más aún si hay que generar un "bombazo informativo" de una simple foto subida a Instagram retocada con una buena dosis de filtro "amaro".

Consecuencias directas de una 'era del clic' en la que vivimos, donde existe una sobreinformación en la que, al final, con tanto trajín de rápidos impactos que no siempre dan demasiado espacio a la reflexión, se corre el peligro de confundir lo superfluo con lo relevante. 

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