OPINION

'Juego de Juegos': así se ha convertido en fracaso un programa de éxito

Silvia Abril 'Juego de Juegos'
Silvia Abril 'Juego de Juegos'

Juegos espectaculares, los más grandes de la tele. Concursantes pringándose, los más extrovertidos de la tele. Silvia Abril como pizpireta maestra de ceremonias, la cómica más traviesa de la tele... 'Juego de Juegos' llegó con unas características perfectas para arrasar en audiencias. Y el programa arrasó. Pero sólo en su primera emisión. Después, la cuota de pantalla se desinfló. El público fue abandonando paulatinamente y el concurso de concursos se desmoronó.  

¿Qué ha sucedido? Aparentemente, el programa no funciona porque es muy repetitivo. Pero casi todos los concursos suelen contar con dinámicas repetitivas. La diferencia está cuando el programa consigue o no crear un código propio con el espectador. Este objetivo se logra incentivando tramas y gracietas con cierta evolución en la emisión semanal. Por ejemplo, sucede en 'Boom' y 'Ahora Caigo', donde se ha diseñado un universo de personajes y frases hechas que van surgiendo de manera espontánea entre el público, concursantes y presentadores.

'Juego de Juegos' grabó toda la tanda de programas en sólo un mes. No parece que existiera tiempo suficiente de estructurar un orden de tramas, que diera entidad al conjunto de la temporada. No ha logrado un tono propio. De hecho, probablemente, hasta el equipo desconocía el orden de emisión de cada grabación. Así que se optó por el atajo de llenar el show de concursantes con una extroversión extrema para que todo fluyera rápido, sin rodeos.

Pero lo extrovertido no siempre triunfa si no se entiende. En 'Juego de Juegos' los concursantes salen tan eufóricos a jugar que es imposible comprender su motivación más allá de ganas de llamar la atención.  Parecen actores, el público no se los cree. 

Al final, 'Juego de Juegos' está montado con destreza para un organizado ritmo trepidante pero, esa misma prisa por la que se opta, entierra la premisa con la que ha destacado este formato en USA: el protagonismo de la presentadora.

En Estados Unidos, en el papel de Ellen DeGeneres recae la evolución del concurso. Todo gira entorno a sus ironías, a sus travesuras, a su poder para dar a un botón y lanzar a los concursantes por los aires, mientras va preguntándoles por sus intereses, circunstancias e incentivos vitales para que el espectador se identifique con ellos -para bien o para mal-. 

DeGeneres perfila una personalidad en cada jugador. Silvia Abril también lo intenta en España. Su habitual instinto televisivo, nunca decepciona. Pero, en cambio, el programa no da a la cómica la relevancia que merece. 'Juego de Juegos made in Spain' está más obsesionado en ir rápido con el efectismo de la pruebas -pensando que así nadie se aburrirá- que en desengrasar el guion dando margen de tiempo suficiente para que la complicidad entre concursantes y presentadora respire y se proyecte por la tele.

No es nada nuevo. El primer 'Gran Juego de la Oca' de Emilio Aragón brilló tanto porque lo prioritario era crear un ambiente de familia desenfadada. Años después este formato volvió y nadie cuidó esa atmósfera. Y, claro, el retorno no funcionó.

En el buen concurso, las pruebas terminan siendo la excusa. Lo decisivo es enfocar la naturalidad imprevisible del elenco de diversidad de personajes. Principales y secundarios. Hasta con el 'Flequi' incluido si es necesario para enriquecer la trama con la presencia constante de la planeadora sombra de un giro dramático que, ojo, puede rapar al cero a algún concursante. 

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