ANÁLISIS

La audiencia y el agotamiento de la sobredosis de información en televisión

Pablo Díaz en Pasapalabra
Pablo Díaz en Pasapalabra
Borja Terán

Menos información, más entretenimiento. Es la tendencia a la que apunta el interés del espectador masivo en los meses venideros. Tras un año en el que la crisis sanitaria ha propiciado que la 'última hora' sobre el coronavirus llenara informativos y magacines hasta cuando no había 'última hora', ahora la audiencia más generalista demanda más concreción periodística y menos rodeos. Porque cuando no hay certezas y se sigue divagando sobre un tema, entonces, la información se transforma en especulación

De ahí que los canales que tienen afianzada una apuesta por el entretenimiento han visto cómo se hacen fuertes. En España, Antena 3 está viviendo un renacer gracias a que su imagen editorial se asocia a los concursos en los que puedes jugar desde casa sin sobresaltos. En su gran parte, todos estos programas tienen en común que transmiten buen rollo desde platós que son tan luminosos como coloristas. Apetece quedarse en su sintonía, ya que estos formatos entremezclan pruebas intuitivas, canciones tarareables o 'roscos' épicos con el buenrollista tono del entusiasmo de una reunión de (buenos) amigos. El espectador asiste a formatos en los que la vida sigue casi como antes de la pandemia. Hasta se abrazan.  'Pasapalabra', 'Boom', 'La Ruleta', 'Mask Singer', 'Tu cara me suena', 'Quién quiere ser millonario' -que vuelve ahora con celebrities como concursantes-...  Todos, programas que contagian entusiasmo. Y colocan a la cadena en el centro. 

Así Antena 3 ha establecido una cita con un tipo de entretenimiento, mientras que Telecinco también sigue congregando éxito a través de programas que también permiten desconectar. De 'La isla de las tentaciones' a 'Sálvame'. Dos sainetes que retratan la sociedad desde la óptica de la picardía... o picaresca nacional, depende de cómo se mire.

El entretenimiento bien entendido es una oportunidad para la relevancia de la televisión actual. No sólo con concursos o realities, también con formatos con más autoría que retratan nuestro tiempo desde la perspectiva del espíritu crítico. Mejor si atesora una creatividad que permite en el espectador el crecimiento personal que supone invitarle a imaginar. Ahí está desarrollando un excelente trabajo 'Late Motiv' de Movistar Plus. El programa de Andreu Buenafuente se ha consolidado como la rutina más asentada del pago. Por algo será.

La audiencia busca otro tipos de referentes que permitan coger aire en el día a día e incluso relativizar. Compinches que enciendan su ilusión más allá de la intensidad informativa. Porque intensidad informativa tampoco es lo mismo que información. Al final, es más show que periodismo. La gran audiencia necesita que no le repitan lo mismo todo el día, a no ser que exista un shock informativo real. O, entonces, ya siente que el 'Telediario' no aportará nada nuevo porque llevan todo el día contándolo con el desgaste de la 'última hora' constante. Por eso la relevancia que ha adquirido 'Antena 3 Noticias' dentro de la estructura de una cadena generalista (que no es lo mismo que autonómica o de nicho temático de noticias). Sus informativos arrasan. Antes no hay más información, existe la complementariedad de la tele clásica que construye la fidelidad a través de la compañía diversa.

Ver las noticias cuando toca y, a la vez, poder soñar descubriendo. Es el gran pilar y sostén de la televisión de masas que es influyente por relevante. La televisión que se puede permitir parar para crear, pues desde donde más inspira la pantalla es desde los formatos con una elaboración creativa que aporta porque no temen las ideas. El problema es que, a veces, en tiempos en los que se vive en la rapidez del aquí y ahora instantáneo, no hay tiempo para elaborar para obtener el sello propio que otorga un cierto poso imaginativo. La obsesión con que todo sea 'última hora' desvirtúa la jerarquización de lo relevante por lo último y, como consecuencia, la televisión queda mermada a un carrusel de impactos intercambiables que son más olvidables que realmente memorables.

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