OPINION

'La casa de papel', el atraco más largo del mundo

'La casa de papel', parte 4
'La casa de papel', parte 4

En pleno confinamiento, ha vuelto 'La casa de papel'. Días perfectos para que arrase en audiencia una serie que ha hecho historia. Segundo gran EMMY español después de 'La Cabina' de Antonio Mercero. Con 45 años de distancia, la dos comparten una iconografía aplastante, una claustrofobia de andar por casa y la fuerza del color rojo como válvula de tensión. 

La vida de esta serie de Vancouver Media, que existe gracias a la apuesta de Atresmedia y, ahora, continúa  como 'original' de Netflix podía haberse quedado en su atraco inicial a la fábrica de la moneda y timbre, como indica el propio nombre de la producción, pero el apoteósico éxito hizo que Netflix no pudiera dejar escapar a los atracadores más empáticos de los últimos tiempos. Todo un boom internacional que ha sido un empujón para el estado de ánimo de la industria audiovisual española.

Y es que gran parte del triunfo de 'La casa de papel' estriba en la habilidad de sus guionistas e intérpretes de saber construir con destreza las motivaciones de sus protagonistas hasta provocar una todopoderosa implicación del espectador con sus existencias. Son unos perdedores que la vida les está dando otra oportunidad, a su manera.

Ficciones de atracos han existido muchas, pero 'La casa de papel' tiene ese ADN made in Spain que marca una autenticidad sin rival con las historias internacionales en las que invierte Netflix. Una plataforma de contenido bajo demanda que funciona como un videoclub clásico. Lo que conlleva sus contraindicaciones: lanzar todos los capítulos de golpe para saciar la impaciencia del espectador también propicia que las inversiones en cada producción se esfumen más rápido, ya que se consumen en el mismo fin de semanal del lanzamiento.

Es lo que está sucediendo con 'La casa de Papel'. El gancho de la periodicidad de la producción no se construye de capítulo a capítulo, como en la televisión tradicional o en otras plataforms como Disney Plus. Se pueden visionar todos los episodios de seguido. Por tanto, la fidelidad se define de temporada a temporada. Esto propicia que sea más complejo escribir ficciones con un objetivo final realmente cerrado.

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Si funciona la nueva tanda de capítulos, Netflix querrá estirar aún más tal serie. Aunque se termine desvirtuando la premisa y los personajes. Todo es estirable y renovable si sus algoritmos juegan a favor, incluso cuando una temporada ha tenido ya un desenlace satisfactorio. Lo de menos es lo que pidan las historias, lo que importa es lo que pida su audiencia. 

Netflix ha intensificado la táctica de no dar nunca por cerrados los arcos de sus ficciones. No vaya a ser que haya que renovar la serie de turno. Así, el espectador está interiorizando que todo puede renovarse infinitamente y mejor si la siguiente temporada llega cuanto antes. Da igual que ninguna serie tenga un final rotundo, da igual que las historias avancen en un estado inconcluso continuo e incierto. Hasta que deje de ser éxito y, entonces, nada tendrá solución en unas tramas que siempre se quedan abiertas para contentar la ecuación de una posible renovación. 

Vamos, que 'La casa de papel' va camino de quizá lograr otro hito: el atraco más largo del mundo. No hay que decepcionar a un nuevo y mimado espectador que desea con pasión que sus series favoritas no acaben jamás. Venga, a estirar las tramas hasta el infinito. Al menos, en este caso, la historia inicial del atraco ya ha trascendido para ser una marca apta para un futuro lleno de sagas, spin offs y giros de guion imposibles.

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