OPINION

La contaminación visual en TV, el inútil y desesperado 'spam' de las cadenas tradicionales

Imagen de Marisol en la escenografía de la actuación de Amaia en 'Los Goya'
Imagen de Marisol en la escenografía de la actuación de Amaia en 'Los Goya'

Hay emisiones que tradicionalmente se protegen de obstáculos, ruido o spam en emisión porque son emblemas institucionales para las cadenas. Es el caso del 'Telediario'. TVE no macha a la marca de sus informativos de esas 'moscas' situadas en las esquinas de la pantalla que anuncian sin tregua la cita con un programa o serie. También sucedía con retransmisiones de calado como 'Los Goya', donde se intentaba ensuciar al mínimo la señal de la gala. Ya no. Este año, en la esquina superior derecha del televisor, un rimbombante rótulo recordaba que al día siguiente y en el mismo canal ponían 'Operación Triunfo'.

A las cadenas ya no les bastan las autopromociones en los intermedios para avisar de su oferta a un espectador que está inmune de anuncios. Así que optan por colocar el aviso en pantalla, todo el rato, con el objetivo de aprovechar cada contacto de la audiencia con el canal. Aunque el espectador sólo conecte un segundo con la cadena, no tiene escapatoria: lo ve. El reclamo está colocado constantemente para que no se lo pierda nadie. Al principio, estas acciones promocionales fueron incorporadas como algo excepcional. Tenían sentido, pues avisaban de un acontecimiento único y estelar. Pionera en estas dinámicas fue la cadena temática de videoclips MTV. La 'Music Television' transformaba, a través de una animación, su logotipo-indicativo en un icono que recordaba que quedaban tantos días o incluso horas para la gran noche de sus premios.

Pero lo que era una fórmula de cuenta atrás que funcionaba por esporádica se ha torcido en rutina. Todos los días se mancha la esquina de las pantallas con un anuncio de algo. Aunque no sea relevante. Aunque ese símbolo sí ensucie una emisión que es destacada. Así sucedió con los últimos Goya que tuvieron que soportar todo el rato el autobombo de OT. Las hermosa actuación de Amaia, con una realización y puesta en escena exquisita, homenajeando a Marisol fue ensuciada por la desordenada retahíla de mensajes en cada esquina de los televisores. Manchas que también se han quedado en el servicio 'bajo demanda' de la cadena pública, aunque el mensaje promocional que mandaban ya está caducado. Un desastre, vamos. Si quieres ver la gala 'a la carta', también te comes esa suciedad. Lo que es una falta de respeto para el espectador.

TVE intentaba un trasvase de espectadores de una gala tan comentada y vista como 'Los Goya' a su talent show. Pero el resultado de audiencias demuestra que tal acción comercial no sirvió absolutamente de nada. 'Operación Triunfo' mantiene su público fiel, construido más por la fidelidad del canal 24 de la academia en Youtube que por antipático spam contaminando la experiencia de visionado de 'Los Goya'. Spam que no debería pasar los estándares de calidad de una televisión pública sin ánimo de lucro como TVE. 

Al final, la pantalla cada vez está más llena de impactos que distraen en la emisión y que, sin embargo, el espectador ya los ve con cierta normalidad. Ni se inmuta, a pesar de que los rótulos se multiplican. A parte de plantar reclamos de oferta de la programación y el necesario logo que indica el canal en el que estamos, ya no puede faltar tampoco la almohadilla con los hashtag que pretenden generar tuits de los televidentes en tiempo real.

Se ha finiquitado la experiencia de disfrutar de una serie, película o programa sin obstáculos promocionales. Esa experiencia que se hace más fuerte con la magia del poder de la imagen limpia. La emisión convencional de las cadenas generalistas ya parece una teletienda que no vende productos ajenos, sino propios.

Mientras que las emisiones bajo demanda se diferencian y suelen estar impolutas de este tipo de elementos, los contenidos de la televisión tradicional han ganado feas manchas visuales que el espectador ha interiorizado como normales, a pesar de vivir en la era de la imagen en alta definición.

Pero el público ya está inmune a los feos rótulos en pantalla, porque cada día encuentra un letrero en la esquina superior de su televisor y ya ni se fija en lo que pone. Un impacto muy efectivo cuando es escrupulosamente puntual pero que se desvirtúa por el uso con abuso. Las cadenas, y especialmente TVE, fidelizarán más adeptos si cuidan más la calidad del visionado y organizar mejor estos elementos con un diseño más ordenado, bonito y coherente con la línea editorial de la imagen del canal. No bombardear de elementos la pantalla, integrarlos sólo cuando toca para que el espectador no se sienta incordiado y termine marchándose por completo a las plataformas 'bajo demanda' en donde puedes ver la oferta sin que al actor, cantante o presentador le tapen la cabeza con un (feo) logo de otra cosa encima.

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Borja Terán.

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