Ya es habitual. 'Sálvame' suele arrancar cada una de sus emisiones diarias con una dramatización que moviliza la emisión de Telecinco y la dota de una todopoderosa épica para enganchar (más) a la audiencia. Así cada tarde parece diferente. Aunque el programa gire siempre entorno a lo mismo.
Este lunes, por ejemplo, Anabel Pantoja ha aparecido encerrada en una prisión virtual. "Está sola", ha recalcado un rótulo mientras una música tétrica sonaba a todo volúmen. Con estas técnicas, los de 'Sálvame' sugestionan al personal con la creatividad cinematográfica clásica incorporada a la trepidante energía del show en directo.
Este magacín no es un telefilme de sobremesa para no le tiembla el pulso a la hora de romper con sus propios protocolos para seguir vivo. Se atreven a las ideas más locas. Es la forma de mantener la frescura, la espontaneidad. Y, a la vez, intentar generar un acontecimiento de cada capítulo en la expectativa del espectador.
En Telecinco hay una cierta obsesión con involucrar a la audiencia en la sensación de que conectan con una televisión-evento en la que casi todo es histórico y si te lo pierdes te puedes quedar fuera de juego. De ahí que también 'Sálvame' sirva de escaparate de venta de otras grandes inversiones de la cadena. Aunque el público potencial de este magacín-reality no sea el mismo que la emisión a promocionar.
Es el caso de la 'Eurocopa', que se cuela en la línea gráfica de 'Sálvame' estos días. Incluso los colaboradores visten la camiseta de la selección española y una moqueta verde en el decorado intenta convertir el plató en un campo de fútbol. Sólo lo intenta. Hasta un reportero del programa ha acudido a las puertas del Estadio de La Cartuja donde debuta España en esta 'Eurocopa'.
Todo se customiza a medida para que hasta aquellos que no son futboleros sientan que deben ver el partido porque es especial. Porque toda la cadena lo está celebrando como un acontemiento único. Aunque para ello haya que hablar con una 'encarcelada' Anabel Pantoja con la camiseta de la selección puesta. Gajes del dramatismo televisivo. Cuidado, crea adicción.
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