OPINION

La inspiradora lección de Mercedes Milá en 'Salvados'

Mercedes Milá en Salvados
Mercedes Milá en Salvados
Mercedes Milá en Salvados
Mercedes Milá en Salvados

Da igual que sea un concursante de Gran Hermano o Adolfo Suárez. Mercedes Milá siempre demuestra la misma apasionada destreza a la hora de ejercer su periodismo. También cuando es ella misma la entrevistada: se abre sin paliativos. Lo demuestra cada vez que pisa un plató. No iba a ser menos frente a Jordi Évole en la última edición de Salvados, emitida este domingo.

En la vieja sede de Televisión Española en Catalunya, en Miramar, ahora rehabilitada como un hotel, se han encontrado Évole y Milá para repasar su trayectoria. Aunque, al final, han repasado más que su trayectoria, han hecho un viaje entre miedos, valores e incluso llegando a hablar de la depresión con una descriptiva habilidad, identificable para muchos y que servirá de un atisbo de esperanza para tantos.

Toda una clase de periodismo, de televisión y de vida en la que Milá ha resumido la forma en la que los gabinetes de comunicación han ido matando la entrevista al limitar y prefabricar tanto las respuestas de los políticos. También de los temores al qué dirán que sufren los propios periodistas ("tienes que dejar que te caiga la del pulpo" ha dicho a Évole).

Con claridad, además, ha descrito la merma de libertad en Televisión Española (donde trabajó con independencia, pero hace un año: "dijeron que era incómoda, incontrolable y peligrosa y que era mejor que no volviera") o hasta ha resumido los errores del márketing de la Casa Real de Felipe VI: "Sea más empático. Póngase en la piel del otro, no sea tan políticamente correcto. Sea más valiente. Y si pierde su trono, pues ha llegado el momento”, ha sentenciado.

De eso ha ido la entrevista de Mercedes Milá: de ser valiente. Una estimulante charla que ha valorado todo lo bueno que han traído las redes sociales y que ha recordado que "con rencor no se puede gobernar", tras reflexionar de la evolución de Aznar: de la ilusión a la amargura.

Pero, sobre todo, el encuentro de Milá con Évole -en aquel mismo lugar, mirando al Mediterráneo, donde se inventó la televisión en Barcelona y en el que Mercedes Milá soñaba con trabajar- ha sido un inspiradora lección de huir de miedos, que no sirven para nada, y tener el valor de creer en la honestidad, lo que ha caracterizado a Milá en esta entrevista y en su relación con su espectador en sus cuatro décadas en televisión. La honestidad, algo tan aparentemente fácil y, al mismo tiempo, tan valiente y, como está el panorama, algo tan osado a veces.

Mercedes Milá no es "historia de la tele", como se ha titulado este capítulo de Salvados. Porque, con su bagaje, Mercedes Milá sigue siendo el futuro de la mejor tele: por lo que tiene aún por hacer y por lo que inspira en una factoría televisiva en la que sobra postureo y falta gente que narre desde su poderosa, apasionada y comprometida verdad. Mejor si es incontrolable. Como Milá.

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