OPINION

La escondida y olvidada plaza en el centro de Madrid donde Antonio Mercero rodó 'La Cabina'

Localización La Cabina
Localización La Cabina
Localización La Cabina
Un lugar real de Madrid para potenciar una claustrofóbica atmósfera.

En la madrileña calle Rodríguez de San Pedro hay un callejón que pasa desapercibido, pues va a ninguna parte. Suele estar cerrado por una verja que viste un rotundo cartel de propiedad privada. Entre sus barrotes, se divisa un camino de baldosas junto a una plaza que ha sido conquistada por una vegetación que crece y crece salvaje entre conductos de aire que buscan el cielo para que respire un parking que hay debajo.

Una plaza olvidada entre edificios de viviendas, clausurada para, tal vez, que ningún niño jugando a la pelota moleste a los vecinos de esos elegantes bloques de pisos a un minuto de la calle San Bernardo.

Plaza rodaje La Cabina
La plaza hoy vista por Google Maps

Da la sensación que nadie ha pasado por ahí en años, como si nadie tuviera el permiso de disfrutar de tal lugar. Sólo sus hierbas, buenas y malas hierbas. Por eso mismo, Antonio Mercero eligió este escenario para rodar La Cabina. El director necesitaba una plazoleta que estuviera cerrada al público pero que no lo pareciera. Así, podía grabar sin que la curiosidad del peatón desvelara el spoiler y sin necesidad de cortar la vía pública, pues este sitio ya era una propiedad privada de una inmobiliaria.

7 días duró el trabajo en este plaza, junto los antiguos almacenes Arapiles, que era un lugar excelente para el rodaje por la tranquilidad que daba al equipo grabar en un espacio muy controlable al estar cerrado casi como si fuera un estudio de televisión pero, también, por las características de la localización, perfectas para impulsar el clima claustrofóbico que promueve La Cabina.

López Vázquez sufriendo La Cabina.
López Vázquez sufriendo La Cabina.

La plaza está escoltada, en tres de sus cuatro lados, por edificios de viviendas con largos balcones. Ideales para introducir figurantes-voayeurs que observaban, sin hacer nada, el devenir del pobre hombre encerrado en La Cabina. Así Mercero reflejaba cierto sentimiento de frustración en el espectador con un retrato de un país individualista e incluso burlesco frente al mal ajeno.

Señoras que dicen adiós con felicidad a La Cabina con un hombre atrapado dentro.
Señoras que dicen adiós con felicidad a La Cabina con un hombre atrapado dentro.

Al fondo, el otro protagonista sutil de La Cabina: un gris mini-rascacielos de oficinas, con una colmena de ventanitas, que en los planos más contrapicados empuja a un mayor ambiente de estrés. En conjunto, el entorno tiene un papel decisivo para envolver la historia, para estimular una vertiginosa atmósfera de tensión.

Ahora esta plazoleta en Arapiles, que fue perfecta para el rodaje de La Cabina, está olvidada. Fue el decorado ideal para el rodaje del único programa de televisión en España que logró un Emmy, el Oscar televisivo. Pero ahí no queda ni rastro de cabina alguna, pero sí de ese camino de baldosas amarillas por donde entraron, en la primera secuencia del mediometraje, los operarios dispuestos a atrapar hombres grises para llevárselos a un cementerio subterráneo que, también, sigue existiendo hoy.

La Cabina en la central de Aldeadávila.
La Cabina en la central de Aldeadávila.

En principio, Antonio Mercero pensó que el oscuro desenlace de esta ficción debería grabarse en decorados construidos en un plató de TVE. Pero, al final, encontró un mundo perfecto para el trágico ocaso en Salamanca, casi con frontera de Portugal: la central hidroeléctrica de Aldeadávila. Allí está el túnel y la sala cavada en la roca, donde se grabó el final. La realidad superaba lo que había imaginado Mercero y Mercero lo aprovechó. De hecho, en la sala principal de la central observó una gran grúa que colgaba del techo y la introdujo en la trama para colgar la cabina de ella con López Vázquez dentro, claro, pero dentro de verdad. Sin trucos, ni figurantes. El actor, años después, reconoció que temió que aquello fallara, cayera al vacío y fuera el final de verdad. Fue un plano para la historia, un plano para la historia de la buena ficción española que ya existía allá por 1972 con autores como el maestro Antonio Mercero.

Puedes ver La Cabina bajo demanda, gratis y de forma legal, en RTVE.ES

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