OPINION

La familia ya no discute por el mando a distancia: ¿la muerte de la TV tradicional?

Ferreras en 'Al Rojo Vivo'
Ferreras en 'Al Rojo Vivo'
Ferreras en 'Al Rojo Vivo'
Ferreras rodeado de periodismo.

La televisión ha muerto, dicen. El nuevo curso televisivo ha comenzado con las audiencias más bajas y repartidas que nunca. Un programa o serie ya puede ser considerado un éxito con sólo un ajustado 13 por ciento de share (el pasado jueves, Estoy Vivo lideró con un 12,7 por ciento de cuota), dato que hace sólo unos años sería considerado un estrepitoso fracaso.

La oferta de contenidos se ha multiplicado exponencialmente. No sólo en canales, también en diferentes ventanas desde las que ver cada serie o programa. Con este panorama, los hábitos de los televidentes están mutando para siempre. Y las televisiones tradicionales no están sabiendo tomar el pulso al cambio. Menos aún con largos programas que no se emiten conciliando el horario con su público objetivo.

Es una realidad, ya no peleamos por el mando a distancia del salón de casa como antaño. Cada miembro de la familia, puede sintonizar su producción favorita de forma individual cuando guste. Y sin que nadie le moleste. Basta sólo el ordenador, la tablet, la tele o hasta el móvil. 

Las nuevas generaciones ya no cuentan con la misma paciencia que el espectador más veterano. Los más jóvenes no entienden que haya que esperar a un horario de programación tradicional y, directamente, consumen sus series en los servicios “a la carta”.z

Como consecuencia, surge una pregunta: ¿estamos ante el fin de la televisión lineal, esa televisión que se ve en el vivo y el directo? Lo fácil es pronosticar la muerte de los canales de TV tradicionales, pues sus contenidos se podrán consumir en el momento que el espectador elija. Sin embargo, canales como Telecinco o La Sexta pueden estar tranquilos. Esa realidad no va a afectar a su estructura de programación.

Los canales tradicionales serán el escaparate 'premium' para unas series que se consumirán, después, 'a la carta'

El futuro televisivo crecerá en contenidos que se sintonizarán “bajo demanda”, sobre todo las ficciones con un perfil de audiencia más definido y acotado. Mientras que la televisión en directo, esa que llega por las cadenas de siempre, seguirá: ahora como un escaparate premium para visualizar las series que se podrán ver después 'a la carta' y, sobre todo, como generadora de contenidos pegados a la actualidad, que acompañan al espectador en su día a día cotidiano.

La vida en directo:  el eje vertebral de la cadena clásica

Información y programas de entretenimiento, los géneros que mejor aguantan y fidelizan público, seguirán siendo el sustento de los canales de televisión tradicional. Son contenidos que verlos después,'bajo demanda', supone para el espectador que llega tarde, incluso ha perdido la conversación que propicia vivir en tiempo real ese formato y poder comentarlo en redes sociales. De hecho, a veces, es hasta más divertida la conversación en las redes que el propio programa en sí.

Las redes sociales están siendo un aliado para el consumo televisivo tradicional. El universo de Twitter vuelve a juntar al público frente al televisor. Como antaño, aunque más minoritario y con una diferencia: las cadenas y los anunciantes pueden examinar con detalle los comportamientos de los usuarios y definir sus intereses.

Cambiará para siempre la manera de consumir series, documentales e información reportajeada, pero seguirá casi intacto el modelo de emisoras de información y entretenimiento en directo, un directo en el que la audiencia siente que está viviendo de primera mano y en primera persona un acontecimiento. En este sentido, ganarán las cadenas que consigan hacerse referentes en un ámbito vivo (Telecinco en tele-realidad y corazón, La Sexta en información), Mejor aún si la emisora logra que el público haga más suyos que nunca los programas y hasta pueda cambiar el rumbo de los formatos, favoreciendo un amplio escenario participativo que es jugoso también para los anunciantes.

La televisión no ha muerto, pero sí vive una profunda revolución en su modelo tradicional donde hay una elemento crucial que no cambiará: la TV que crea citas, que nos reúne al unísono, que es toda una ceremonia social. La TV que acompaña al espectador en riguroso directo.

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