OPINION

La Gala Drag de Las Palmas de Gran Canaria a la caza del interés televisivo

Drag Chuchi, ganador de la Gala Drag de Las Palmas 2019
Drag Chuchi, ganador de la Gala Drag de Las Palmas 2019

Corrosivo, crítico, rebelde, reivindicativo, fantasioso, festivo. Estos seis adjetivos representan la esencia del carnaval de siempre y los reúne la Gala Drag de Las Palmas de Gran Canaria, que ha supuesto un revulsivo para la reinvención del espíritu carnavalesco.

Hace 22 años, Las Palmas se abrió a este evento con un potencial turístico muy interesante y que ha terminado transformándose en una de las celebraciones más esperadas de su Carnaval. El punto álgido. 

La gala Drag despierta esta expectación especial porque cada número en competición pretende narrar una creativa historia, con mayor o menor fortuna o gusto. El objetivo es sorprender al público con altas plataformas, cambios de vestuario imposibles y universos que atesoran esa corrosión, rebeldía, reivindicación, fantasía y fiesta del carnaval clásico.

Una especie de 'Eurovisión Drag' en pleno Carnaval que, sin embargo, no termina de verse bien por la tele porque la ceremonia aún no está del todo pensada para la era de la multipantalla.

De hecho, la realización genera cierta frustración en el ojo del espectador porque, en muchas ocasiones, llega tarde a la acción que sucede en escena o no muestra bien los giros dramáticos de la propuesta del drag. Como consecuencia, el público siente que se está perdiendo parte del show y eso merma la capacidad de que este evento trascienda a más público. No es nada nuevo. Este problema televisivo se repite todos los años.

No obstante, en esta edición de 2019, se han introducido interesantes cambios para que la gala Drag sea más entretenida en Las Palmas y, también, por la propia tele. Se ha dotado al show de más dinamismo, con presentaciones menos tediosas -intentando huir de los protocolarios discursos institucionales-. Aunque la gran novedad es que las drags se han quedado presentes en el escenario a medida que han terminado su participación. Así Jose Corbacho, presentador de esta edición junto a Ruth Lorenzo, Soraya Arnelas y Paco Luis Quintana, ha ido entrevistando con su instinto cómico a cada concursante mientras se sentaba en el particular saloncito en una esquina del decorado. Lo que ha servido para enfatizar una explicación de cada número, además de elemento que desengrasa la emisión con estos cuatro maestros de ceremonias que, al ser más que otros años, han hecho parecer menos hueso la extensa comunicación de obligaciones promocionales.

'Glitter Room'
'Glitter Room' o como se ha llamado a la parte del escenario donde se han quedado siguiendo el espectáculo las drags.

Acertada idea, como acertado siempre suele ser el imaginativo decorado que instala Las Palmas en el Parque de Santa Catalina, entremezclando escenografía tradicional con tecnología lumínica actual. Ahora falta que las drags y los responsables de la retransmisión televisiva tengan más margen de tiempo para ensayar juntos y que cada número defina con anterioridad los gestos importantes de la interpretación que deben recalcarse por la tele.

Ha mejorado la realización, pero el público todavía siente que se está perdiendo momentos relevantes en los planos generales de la gala. Sigue pasando. Un reto a mejorar no sólo para la tele, también para las drags que deben pensar más en preparar su show para la grabación televisiva e incluso intentar explicar antes al realizador el desarrollo de su actuación.  Así ganarán más puntos del televoto si hacen un buen número, así lucirá más su propuesta, así quedará mejor inmortalizada. 

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