OPINION

La hora de adelantar el prime time

TVEMOS
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Hubo un tiempo en el que la televisión en España iba al compás de los hábitos de los espectadores. Así el prime time de TVE llegó a tener hasta a tres programas distintos: un show de entretenimiento, un divulgativo e incluso un late night. Por ejemplo, en 1990,  en los lunes, se emitía un show 'Pero... ¿esto qué es?' para, después, dar paso al didáctico 'Hablemos de sexo' y, más tarde , el periodístico 'Documentos TV'.

La parrilla se armaba teniendo en cuenta los hábitos de la audiencia, sus costumbres y horarios. De hecho, el plato fuerte de la programación de la noche se pegaba a la información meteorológica que congrega máximos de audiencia y, de esta forma, se arrastraban espectadores de 'El Tiempo' a la gran apuesta de prime time, ya fuera un concurso como '¿Qué apostamos?' o una serie como 'Pepa y Pepe'.

La televisión ha cambiado desde entonces. Aunque la forma de construir vínculos de interés con el espectador no ha variado tanto como algunos creen. Hay más oferta, hay contenidos bajo demanda. Pero el pico de consumo televisivo en directo se sigue articulando alrededor de ese mismo tramo. Ese rato, justo después de cenar, en el que todos encendemos el televisor. Más aún estos días. Ahí, Antena 3 sitúa uno de sus contenidos de entretenimiento más fuertes, 'El Hormiguero'.

Sin embargo, a la misma hora, TVE lleva largo tiempo rellenando tal relevante hueco de influencia con un refrito de revistos vídeos de Youtube vacío de personalidad. Se trata del contenedor 'TVemos' y, desde este lunes, ya ha sido retirado de la programación para ser relegado a la mediodía de los fines de semana. Al menos, por ahora. En su lugar, ha empezado antes la final de 'Maestros de la Costura'. Y ha brillado más. Incluso el talent de modistas ha podido ser descubierto por más públicos que han ido dejando de lado la televisión porque la televisión no emitía a tono con sus rutinas. Había que hacer un esfuerzo extra de esperar hasta las tantas a que comenzara la serie o el programa. El motivo: las cadenas estaban más pendientes de retrasar sus formatos estelares para que, estirando los shows a trasnochadas franjas de menor competencia, la media de cuota de pantalla creciera. Una estrategia que se lograba a costa de perder espectadores reales, que no llegaban a ver el desenlace narrativo de las historias y, por tanto, perdían el hilo de sus tramas.

Para ser referente, TVE debe atreverse a tomar la delantera y asumir el riesgo. Explicando la osadía para que los analistas lo entiendan si el share se resiente. Adelantar el prime time es su obligación: no sólo por responsabilidad social, también es una oportunidad empresarial. A las diez de la noche se crea un escaparate perfecto en el que situar la oferta que supone un aporte a la identidad del canal en ese tramo en el que existen más contactos de espectadores. También en estos días en los que todos nos tenemos que quedar en casa para aplanar la curva del coronavirus. TVE no puede olvidarse que su función como corporación pública también es establecer su producción en concordancia con la forma de consumir el espectador y aprovechar esa forma de consumir para estar cerca de su audiencia potencial.

Y no utilizar tretas tácticas para intentar que crezca la cuota de pantalla, retrasando la programación y estirando las producciones hasta desvirtuar su relato. Eso es cortoplascista en los tiempos audiovisuales que se aproximan, sobre todo para una televisión sin publicidad. Al final, con estas estrategias, se va perdiendo fidelidad de unos espectadores a los que será más fácil atraer si les despiertas curiosidad con contenidos que no les hacen perder un tiempo que no tienen con refritos olvidables y, además, atesoran una premisa contundente.

Ha llegado el momento de recuperar la concordancia con la manera de ver y consumir, pensando en el visionado en directo del formato en cuestión y, a la vez, en su sostenibilidad en la segunda vida en el bajo demanda.  No puede utilizarse el mismo rasero para definir la duración de un reality evasivo en directo como 'Supervivientes' a un talent show con una línea argumental que necesita más atención como 'MasterChef'.

Más versatilidad a la hora de producir contenido a tono con lo que necesita narrar y más conciliación de horario es igual a más calidad competitiva. Así se provoca que la audiencia se sienta implicada con la oferta. Aunque para lograr este escenario también hay que tener en cuenta otras variables como la paciencia para asentar las propuestas. Porque sin paciencia no existe margen para que el espectador asimile lo nuevo interesante que sucede en la tele. Menos aún tras un largo periodo de tiempo en el que se le ha invitado a tirar la toalla con programas de relleno sin ninguna aporte creativo a la relevancia de la cadena. Al contrario, eran elementos que alejaban al público como antipáticos obstáculos que le hacían esperar (mucho) para ver 'Cuéntame cómo pasó'.

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