ANÁLISIS

La independencia de Telemadrid que escenifica el plantón de Díaz Ayuso a su debate electoral

La reputada periodista María Rey al frente de '120 minutos', uno de los formatos de más éxito de Telemadrid.
La reputada periodista María Rey al frente de '120 minutos', uno de los formatos de más éxito de Telemadrid.
Telemadrid

Isabel Díaz Ayuso es la única candidata que no quiere participar en el debate electoral ofrecido por Telemadrid el próximo miércoles 21 de abril, lo que evidencia la independencia del poder que ha adquirido la radio televisión pública de la Comunidad de Madrid en los últimos años gracias al acuerdo entre las distintas fuerzas políticas y la ausencia de una mayoría absoluta.

Ayuso se excusa con que prefiere un debate en la Academia de la Televisión, cuando debería defender el servicio público que ejerce la cadena de su comunidad autónoma. No tiene sentido externalizar la producción a una organización, como la ATV, que no tiene infraestructura ni equipo ni preparación cuando un canal como Telemadrid cuenta con un plató con la escenografía, el rodaje y la logística lista para un debate de estas característica. ¿Es responsable multiplicar gastos? Así se encarece el coste de producción, ya que hay que levantar un set de cero que, después, deben sufragar los canales que emitan la señal. No es lógico, Telemadrid ya dispone de su decorado de informativos para emitir este encuentro sin más gastos. 

La Academia de Televisión está para proteger a las televisiones y sus profesionales, no para ser instrumentalizada por los políticos. Si quiere un futuro relevante como institución debería dejar de ser utilizada por los partidos como castigo a las cadenas que construyen la industria audiovisual, especialmente los canales públicos que deben de ser por sí mismo el territorio neutral y que, sobre todo, son los que posibilitan en su día a día la divulgación, retrato e impulso de nuestra realidad cultural y social.

Pero Isabel Díaz Ayuso parece no disimular que no le gusta Telemadrid. Sus razones tendrá. Y lo visibiliza con esta decisión que, quizá, también evidencia como la autonómica madrileña ha logrado volver a estar en la calle con una programación en directo que intenta hablar el lenguaje de toda su sociedad, no sólo de una parte.  O, entonces, el público real desconectaría del canal. Como ya sucedió en otra época en el que el canal estaba más en la consigna de lejano despacho en las alturas que en las necesidades cotidianas de su población.

Así, poco a poco, Telemadrid ha vuelto a ser encendida en los bares, un buen termómetro que explica que la emisora está recuperando esa meta que alcanzó con maestría en los noventa: relatar lo verdaderamente próximo en una comunidad que todos los medios siempre tratan en clave nacional. Y hacerlo con una programación en directo con autoras de prestigio, como María Rey o Silvia Itxaurrondo. Periodistas de experiencia que saben la pregunta que se está haciendo el espectador desde casa y su obligación al frente de una institución de este calado. Un avance que ha sido posible durante los gobiernos de Cristina Cifuentes y la propia Ayuso. Por tanto, debería estar orgullosa. Hasta lo podría capitalizar electoralmente.

En este tiempo, Telemadrid ha desarrollado estos años una interesante programación que llega donde nunca llegarán las plataformas bajo demanda: la ventana útil a la actualidad que toca a los ciudadanos de cerca, junto a un entretenimiento que nos descubre, con una pedagógica capacidad de divulgación, la historia próxima con formatos como 'Desmontando Madrid' o 'Madrid desde el aire'. Porque la televisión pública no es que no sea de nadie, es que debe ser escrupulosamente de todos y sin trincheras. 

Mostrar comentarios