OPINION

La monotonía visual en TV: el último olvido de las cadenas

Javier Sardá en 'Crónicas Marciana'
Javier Sardá en 'Crónicas Marciana'
Javier Sardá en 'Crónicas Marciana'
Crónicas Marcianas, el último gran plató con una premisa imaginativa clara.
Foto Jose Irún.

En la televisión actual todos los platós de televisión parecen el mismo. Da igual que el contenido sea un Telediario, un concurso, un magacín o un programa espectáculo. Las esconografías televisivas, los decorados, han caído en la trampa de una misma tendencia, que fomenta una aburrida monotonía visual en el ojo del espectador. Como si los creadores de la televisión se hubieran olvidado de una de las principales premisas de la televisión: la imaginación que deslumbra al público.

Los denominados 'decorados' de los programas deberían ser un elemento que otorgara identidad creativa, diferenciada y contundente, a los formatos televisivos. Y esos mismos decorados deberían servir, además, para favorecer la mecánica de los programas. Pero, en el tiempo televisivo de hoy, es fácil cambiar de canal y no notar la diferencia entre un espacio y otro. El programa de Ana Rosa, Espejo Público o La Mañana de La 1 cuentan con decorados que podrían ser intercambiables. Las escenografías no definen nada, ni incorporan ningún aliciente físico de guion que haga más grande el magacín en sí.

Los platós de la televisión de hoy cuentan con inmensas pantallas de led, que permiten crear cualquier ambiente con solo un clic informático, pero se está olvidando de complementar las nuevas tecnologías con elementos de la escenografía tradicional para hacer más grande cualquier tipo de formato.

EL CASO MAESTRO DE CRÓNICAS MARCIANAS

Un decorado marciano para un contenido marciano

Cuando Telecinco encargó a Javier Sardá sustituir a Pepe Navarro en el late night, lo evidente hubiera sido realizar la tipica puesta visual de un late night al uso: un escritorio junto a un sofá y delante de un skyline. Al poder ser de Nueva York. En cambio, el equipo de la productora de este nuevo formato que haría historia, Gestmusic, con Joan Ramón Mainat al frente, decidió situar el programa en una especie de escenografía que imitaba a un platillo volante en el espacio. Así nacía la locura de Crónicas Marcianas. Un programa con un ADN diferente ya desde su premisa visual.

Los decorados de hoy se han olvidado de factores claves en un estudio de TV. Para empezar, en las escenografías de la televisión de España da la sensación de que ya nadie se atreve de incorporar "puertas". Entradas y salidas marcadas en los platós. Un déficit que no se entiende, cuando la mayoría de los formatos de entretenimiento reciben invitados que deben aparecer por algún lado a escena. Mejor si ese lugar de entrada es reconocible o hasta icónico para público.

 Pero en 2017 ya todo se reduce a fondos traslúcidos y pantallas de led. Cualquier resquicio entre paneles planos del decorado sirve de entrada, aunque no esté diseñado como 'puerta escénica'. Un fallo que sólo es un definitorio ejemplo de una carencia generalizada, sobre todo en los formatos de tira diaria como el género del magacín.

Otra de las claves que aprender de la escenografía tradicional en televisión es la importancia de jugar con la iluminación. En los ochenta, de hecho, los programas musicales, como Rockopop, no tenían prácticamente más decorado que una lona negra y los focos, que caían del techo del Estudio 1 de Prado del rey para convertirse en dinámico fondo escénico con sus haces de luz.

La iluminación es crucial en televisión, como también es prioritario que el decorado transmita profundidad. Es decir, que detrás de los presentadores, artistas, actores o colaboradores no exista solo un cartón-piedra estático. Las pantallas de led o los plasmas con la emisión de grafismos animados -ya sea con el logo del programa o imágenes del convidado- intentan suplir esta carencia en la televisión actual, pero el diseño de un fondo corpóreo creativo, entremezclando la escenografía tradicional, la luz y las nuevas proyecciones, puede impulsar una entidad al show que haga que no se parezca a sus rivales y que, encima, el espectador, con solo un golpe de vista, lo reconozca nada más cambiar al canal. Y eso da la sensación que las prisas con la que se cocina la televisión de hoy lo han olvidado.

Pero nunca se puede infravalorar la importancia de un buen decorado. Mejor todavía si esa puesta en escena cuenta con elementos que pueden ser aprovechables por los guionistas para hacer más atractivas las tramas del programa, el talent show o lo que se tercie. 

Mostrar comentarios