OPINION

La olvidada táctica que ha aprovechado La Sexta para lograr el éxito con un modelo televisivo

Alfonso Arús
Alfonso Arús

La Sexta es el único canal generalista que ha crecido en su media de audiencia mensual en los últimos diez años (7,3 por ciento de cuota de pantalla en enero).

La clave de su éxito empresarial está en que ha definido con rotundidad el género de su contenido: la televisión en directo, pegada a la actualidad y el periodismo. Así la cadena ha dispuesto franjas de programación claras para facilitar el recuerdo de un espectador que ha interiorizado que en el canal verde hay información y es tratada con cierto carácter propio.

La mañana, 'Al rojo Vivo'. La tarde, 'Más vale tarde'. La noche, 'El Intermedio'. Tres programas identificables que, al mismo tiempo, sirven para recordar al espectador que sí sucede un acontecimiento relevante, La Sexta cuenta con todo el dispositivo preparado para contar lo que está pasando.

De esta forma, La Sexta ha ido arrebatando a TVE su tradicional liderazgo en la emisión de acontecimientos informativos de calado social. Un nuevo escenario que la cadena de Atresmedia ha conseguido con cierta omnipresencia que se ha sustentado en más ideas que presupuesto, inyectando pasión a las clásicas retransmisiones en directo y atreviéndose con una apuesta creativa en lo que a narrativas audiovisuales se refiere.

Así el canal se sacó de la manga iconos reconocibles: 'el pactómetro', multimantallas con multigrafismos varios y diferentes indicadores para captar la atención del espectador como el pitido del llamado popularmente 'el telefonino' de Ferreras, que anuncia últimas horas -como si fueran los goles del 'Carrusel Deportivo' de la Ser-.

Además de poner a pie de noticia a los rostros periodísticos que el público del canal conoce. En La Sexta no hay un ir y venir de reporteros desconocidos, la mayoría acaban teniendo nombre propio para el espectador. Incluso los periodistas de referencia de la emisora salen del plató para estar in situ. Es el caso de Ana Pastor, que se convierte cuando toca en enviada especial.

Pero, en  la estrategia empresarial, los programadores de La Sexta han tenido otra habilidad decisiva para asentar la marca de canal informativo: mantener su apuesta en este tipo de contenido el tiempo suficiente para que se asentara de una manera gradual. Ahí está el cimiento del éxito del canal de Atresmedia, que complementa el perfil más generalista de Antena 3. Es fundamental dar margen para que se consoliden los productos en el mercado. Más aún en el ruedo televisivo, en el que es fácil que el espectador no tenga el tiempo suficiente para conocer la oferta.

La Sexta aguanta aquellos contenidos que necesitan una cocción para que entren en el ojo del público. Una característica que no es nada habitual en nuestra televisión de hoy, pues se mide el éxito y fracaso de una forma intensamente cortoplacista y, como consecuencia, es más difícil asentar programas que demandan un cierto aguante editorial para que su proyección cale en sus espectadores potenciales.

Es lo que ha sucedido con 'Arusitys'. El 'morning show' de Alfonso Arús ha llegado esta semana a un buen 12 por ciento de audiencia, con 314.000 espectadores. Su público va creciendo paulatinamente hasta lograr el objetivo que buscaba el canal con esta inversión: afianzar una franja en la que La Sexta no tenía nada de influencia, justo antes de Ferreras. Con este movimiento,  el canal redondea su presencia como referencia de cadena en directo y, encima,  lo consigue con un espacio con un carácter completamente diferenciado de sus (muchos) rivales en ese tramo.

A priori, un trepidante programa, con cierto tono gamberro, lo tenía difícil en un horario tan matutino en el que existe gran competencia de magacines matinales "serios". Pero, como el canal ha hecho con otros programas como 'Zapeando', 'Más vale tarde' y hasta 'Al Rojo Vivo', la dirección de La Sexta ha confiado en estos espacios con la intuición suficiente para que encajen en su hueco, el espectador los sitúe en la parrilla y vayan rodando hasta encontrar su tono, su sitio y su público.

En tiempos de aluvión de contenidos audivosuales, en el negocio televisivo será determinante contar con el aplomo para aguantar los productos estratégicos que hacen marca de la emisora más allá de la audiencia instantánea del tercer día o la segunda semana de emisión.

Este punto, La Sexta lo ha tenido claro. Ha huido de los nervios de la televisión que cancela pensando más en la cuota de pantalla cortoplacista que en el aporte del producto a las necesidades generales de la emisora en el largo recorrido. Así La Sexta ha ido tejiendo una red de programas que articulan, de forma estable, toda la programación diaria y lo hacen afianzando su estilo de televisión periodística que acompaña durante todo el día "en vivo y en directo".  

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