OPINION

La oportunidad perdida (o no) de Saray de 'MasterChef'

Saray presenta su plato fúnebre
Saray presenta su plato fúnebre
TVE

Tenía todo para ser un referente positivo. Pero Saray se ha ido por la puerta de' MasterChef' sin ni siquiera derecho a réplica. En la primera entrega de esta edición del talent show culinario, se presento a esta joven gitana transexual como un emocionante salto en la visibilización de minorías que no encuentran su hueco habitualmente en una televisión a la que aún le cuesta entender que la diversidad es lo que nos enriquece. Y Saray traía una poderosa historia de doble discriminación: como gitana y como mujer trans.

'Masterchef' intenta quitarse prejuicios. Su casting no veta a nadie, elige a sus candidatos por el talento que atesoran para el show. Ya sea culinario o melodramático. Y, al final, en el paso por 'MasterChef' de Saray ha pesado más el segundo ingrediente. Contra todo pronóstico tras su carta de presentación y teniendo en cuenta que es educadora social, el carácter de la joven fue convirtiendo a esta concursante en la antagonista maquiavélica que necesita el engranaje de toda trama de culebrón, algo que también usa 'Masterchef' para enganchar con más fuerza.

Pero tras varios toques de atención, contestaciones fuera de lugar y alguna imagen perturbadora (como Saray apuntando "de broma" con un cuchillo por la espalda a Jordi Cruz), Saray finalmente traspasó los límites. Ya había mostrado evidencias de falta de educación, pero decidió aún ir más allá. El reto consistía en cocinar una perdiz. Pero ni le quitó las plumas. Ni lo guisó. Sólo decoró el cadáver. Un plato fúnebre que, por momentos, el programa fuera incómodo y violento de ver.

A pesar de que Pepe Rodríguez avisó a la aspirante a chef que evitara presentar el pájaro muerto sin cocinar, ella no hizo caso. Y el programa dejó para el final la resolución del jurado ante ese desaguisado. Los jueces fueron implacables. E invitaron a Saray a dejar el delantal negro y que abandonara las cocinas. Estaba expulsada. El programa manejó muy bien lo tiempos con el último plano de ella saliendo por la puerta con toda chulería. La propia Saray coronó su personaje con un folclórico gesto soberbio antes de salir del plató. Había confundido 'Gran Hermano' con 'MasterChef'. De hecho, la joven parece más interesada en llamar la atención de los realities de Telecinco que otra cosa.

Algunos usuarios lamentaban en las redes sociales que la primera gitana transexual en un talent show de estas características haya hecho daño al colectivo, porque lo ha estigmatizado más que normalizarlo. "Podía haber sido un icono", recalcó su compañera Luna. Pero Saray no ha estado a la altura de ningún colectivo. Aunque, probablemente, la normalización real de la diversidad social llegará cuando en la televisión esté representada toda la diversidad sin ninguna expectativa ni ningún prisma condescendiente. Y eso probablemente pasa por el hecho de no tener que buscar un referente en cualquiera que se aleje de lo normativo. Porque lo que hace mejor o peor a una persona no tiene nada que ver con la mayoría o minoría a la que pertenece. Y, al fin y al cabo, Saray también tiene derecho a no ser referente de nada ni a querer ser un icono de ninguna causa. Tiene derecho a representarse solo a sí misma, para lo bueno y, también, para lo malo.

PODCAST )) La actualidad televisiva de la semana y la expulsión de Saray

Mostrar comentarios