TÉCNICAS DE GRAN HERMANO

La política sucumbió al reality show: ¿estamos informados o entretenidos?

Jorge Javier Vázquez
Jorge Javier Vázquez
Mediaset

"La convivencia es como formar Gobierno. Hay que escuchar, pactar, ceder. Ceder. Y si eso no ocurre es un fracaso". Lo explicó Jorge Javier Vázquez a los concursantes de 'GH VIP' durante una emisión de Telecinco.  Con la excusa de los conflictos a flor de piel en la controvertida casa de 'Gran Hermano', el presentador de Telecinco realizó un símil a los concursantes entre sus peleas y la importancia de ceder en la gestión pública para llegar a puntos de encuentro.

 Ya no se emite 'Gran Hermano' pero, paradójicamente, gran parte del entretenimiento televisivo se basa en la retransmisión, al estilo de un reality show, de los choques de los partidos políticos. No importa tanto profundizar en la capacidad de administración de los diferentes líderes y sus equipos, televisivamente se pone el foco en los personajes. Los más provocadores destacan, los más cautos desaparecen. Incluso no son comprendidos

Las redes sociales han ayudado en la mayor teatralización de la política, pues estas plataformas se consumen desde la pasión, que suele dedicar más tiempo a lo que ofende que a lo que enriquece. Pero también la televisión ha abrazado como una oportunidad este choque político. Es más, otorga a la táctica política de más épica con grandilocuentes banda sonoras y rótulos de 'última hora' aunque no sea 'última hora'. Las mismas liturgias de los realities llevadas a lo público hasta convertir la política en un gran espectáculo rompe-audiencias.

Con sus inesperados giros de guion y proclamas cada vez más simplificadas, dibuja un choque de buenos y malos, muy fácil de seguir para que nadie se pierda. Pero, así, poco a poco, se va dejando atrás la conquista de la credibilidad del votante crítico para ir directo al lado más irracional de la emoción. Una parte de los espectadores se convierten en fans o haters, como en un reality de televisión. Porque es un reality. Y los propios partidos diseñan sus frases hechas, bien sintéticas y repetitivas, como ese guionista que necesita remarcar machaconamente el objetivo narrativo de la trama. Los eslóganes se simplifican, sin posibilidad de matices. Y sin matices el espíritu crítico salta por los aires.

Pero, además, la tecnología actual permite que los medios de comunicación puedan reaccionar con una velocidad que, a veces, impide pararse a pensar una jerarquización útil y rigurosa de la información. Se corre a darlo todo en directo, como perfecto reality. Sin priorizar contextos. Y esa rapidez es también utilizada por los partidos para colar sus mensajes sin filtros cuando la audiencia está sentada frente al televisor. Mejor si está Ferreras 'al rojo vivo' en directo. Se puede conectar con más instantaneidad que nunca a todos los sitios y si no directamente el propio político lanza su vídeo en Twitter y que los retuiteos hagan el trabajo. Y ya si el texto es conciso y en mayúsculas, todavía indigna más. Lo que se traduce en más visibilidad. Como consecuencia, los líderes más polémicos son los más populares. No se premia la gestión, se abraza el ruido. De hecho, la propia televisión no siempre presta el mismo tiempo a la calidad de la gestión que a los delirios de la propaganda.

Lo primero no vende, lo segundo es show. Es un reality en trepidante directo que atrapa y dispara el share. Incluso cuando la sociedad demanda evadirse tras un año de tensión diaria con la crisis sanitaria que nos envuelve. Porque, en este caso, este tipo de política distrae. Jugada redonda: nos creemos informados, pero estamos entretenidos observando a políticos mediatizados con un carácter exageradamente dibujado y muy fácil de identificar. No necesitan ni carisma, su sobreexposición les posiciona con sus "entrañables" vulnerabilidades incluidas. Como en un reality. Pero esta simplificación del frentismo de manual de tele-realidad, con enemigos íntimos que no quieren escucharse entre sí y enfrentan a sus fanes, es trágica para la estabilidad del país y el porvenir de nuestra sociedad. Y paradójicamente ya lo avisó Jorge Javier Vázquez en 'GH': "La convivencia es como formar Gobierno. Hay que escuchar, pactar, ceder. Ceder. Y si eso no ocurre es un fracaso". El mundo al revés. 

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