OPINION

Un plan para Cuatro: así muta el canal rojo en un Telecinco juvenil

Carlos Sobera, Cuatro
Carlos Sobera, Cuatro

Cuatro nació en 2005 como una cadena dirigida a un público urbano de clase media-alta. Su primera emisión fue toda una declaración de intenciones: tras una vanguardista introducción en plano secuencia, con Iñaki Gabilondo al frente, el grupo Prisa lanzaba un canal con una línea estética vanguardista y unos contenidos que no se parecían demasiado al resto des cadenas.

Los primeros meses de Cuatro representaron el mejor lanzamiento de una cadena en la historia de la televisión en España. En este tiempo, el canal supo articular una estructura estable y bien ordenada para que cada programa fuera fácil de recordar en la memoria del espectador. Casi nada se tocó en la programación en sus tres primeros meses de vida, aunque existieran lógicos fracasos. Así el espectador contó con margen suficiente para conocer la declaración de intenciones de una nueva emisora. Además, se diseñó una versátil línea de continuidad que no sólo identificaba el nombre del canal. Los grafismos hablan al público con una complicidad que convertían al público en partícipe de la emisora, mientras iban recordando los horarios y programas del espacios estandartes de Cuatro.

Una imagen corporativa con estilo propio, notablemente diferenciada del resto de los canales, y unos contenidos que intentaban ser una alternativa, congregando a ese codiciado público de clase media y urbano. El resultado se convirtió en atractivo para la inversión publicitaria. Y es  que Cuatro convocaba a la audiencia más jugosa para los anunciantes gracias al mimado enfoque de sus programas y autopromociones.

Un potente target comercial que interesó a los responsables de Telecinco para complementar su perfil de audiencia, mientras que Prisa no acababa de encontrar un modelo sostenible para su nueva cadena. De esta manera, se llegó a un acuerdo y la absorción de Cuatro por Telecinco se hizo realidad en 2009.

Entonces, el Consejero Delegado de Telecinco, Paolo Vasile, declaró: “Con Cuatro no hemos comprado una frecuencia, sino una línea editorial”. Pero la realidad empresarial ha hecho que, con el paso de los años, Mediaset haya centralizado sus fuerzas en Telecinco, desvirtuando la imagen diferenciada de Cuatro.

La tele roja ha visto como sus audiencias han ido disminuyendo y, lo peor, su influencia social se ha desvanecido frente a La Sexta que se ha ganado una reputación como referente informativo. Al final, el modelo editorial del Mediaset gira en torno a decisiones que buscan facilitar el liderazgo de Telecinco. Lo que ha sido fatal para preservar la identidad de Cuatro. Toda su producción ha estado prácticamente a expensas de las necesidades del primer canal.  Borrando cualquier resto salvable de Cuatro de los inicios, sólo 'Cuarto Milenio'y el logotipo de la cadena.

Pero cuando parecía que revitalizar la audiencia de Cuatro ya no tenía solución, la estrategia de colar una edición de 'Supervivientes' en Cuatro y cebarla desde Telecinco puede empezar a atisbar una oportunidad para el segundo canal de Mediaset en España.

Cuatro se está abriendo a programas que, a primer golpe de vista, podrían ser producto de éxito Telecinco, aunque en una dimensión más pequeña. Es el caso de 'Adivina qué hago esta noche', presentado por Santi Millán. Se trata de un concurso de Fremantle creado con inteligencia para atrapar al espectador desde el primer al último minuto.

El juego consiste en que cada semana un extrovertido participante anónimo, acompañado de una celebrity -este lunes ha sido Carlos Sobera, en la imagen-, intenta descubrir habilidades de las personas que van apareciendo en escenario. No todo es lo que parece. Pero todos tienen un talento.

La propuesta funciona y cuenta con desafíos entretenidos que entremezclan juego de pistas con el efectismo del asombro del show de caza talentos. Además, es muy fácil de seguir, va al grano y no se hace largo. Por tanto, engancha. Pero, a la vez, este programa permite seguir el hilo de la historia aunque no veas la gala al completo. Este último detalle, es decisivo en la oferta de Mediaset como televisión que acompaña en directo. 

El cameo de 'Supervivientes' en el prime time de los martes en Cuatro, 'Todo es Mentira' de Risto Mejide en las tardes y la llegada de un espectáculo de plató como 'Adivina qué hago esta noche' a los lunes siembra un interesante derrotero empresarial que puede ser el porvenir de Cuatro como un 'Telecinco joven', que complementa al Telecinco más adulto con una línea de talents shows y realities pensados para un rango de edad complementario de los habituales de Telecinco.

Porque una cadena generalista, aunque sea juvenil, no será competitiva solo con docushows y otros programas enlatados, necesita formatos con plató que transmitan el nervio o apariencia de directo. En este sentido, añadir a la oferta de Cuatro un reality joven de convivencia propio podría ser el siguiente motor que necesita esta cadena.

Una cadena que se sentía agónica pero que, en verdad, mantiene el trasfondo de una marca tan bien creada en su momento. Tanto que, a pesar de los bamboleos de su programación,  sigue atesorando un apasionante potencial que puede dar la sorpresa si sus responsables entienden los delicados límites que le une y separa del gran Telecinco. 

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