OPINION

'La ruleta de la suerte', el concurso más fácil de la televisión (y aún así ganan poco dinero)

Panel Ruleta de la Suerte
Panel Ruleta de la Suerte

A por el bote, oé, a por el bote, oé. Lleva desde 2006 en emisión inniterrumpida en Antena 3 y 'La Ruleta de la Suerte' se ha convertido en un éxito infalible para Atresmedia. Su audiencia incluso arrastra al liderazgo al posterior 'Antena 3 Noticias'.

La dinámica del concurso no ha variado demasiado desde 1975, cuando la NBC estrenó una versión simplificada de una idea más compleja del presentador e inventor de formatos catódicos Merv Griffin. Porque la idea inicial se desarrollaba en decorado que simulaba unos grandes almacenes en el que las concursantes tenían que superar diferentes pruebas. Entre ellas, una ruleta colocada en posición vertical.

Al final, ese pequeño juego se quedó con el protagonismo absoluto del concurso. Había que adivinar paneles al ritmo del azar que dictara tal rueda de casillas, mientras que una azafata giraba las otras casillas colocadas en un panel con frase escondida. Panel que, como contaba Mayra Gómez Kemp, primera presentadora de 'La Ruleta de la Fortuna' en España, costaba gran trabajo de cambiar entre acertijo y acertijo. Bien de alicates, bien de parones de grabación para recolocar el tablero.

Ya no hace falta tal logística para cambiar el panel. Ni siquiera una persona que gire la casilla durante el programa. Ahora es una pantalla. Eso sí, una azafata sigue contoneándose por ahí, normalmente en minifalda. Un cliché que se debería derribar. Pero no, sigue ahí, intacto, y parece que nadie se lo cuestiona aún estando en 2019. Porque la ruleta en realidad es un programa para no pensar. Aunque haya preguntas y paneles con incógnitas, no se piensa apenas.

Es curioso comprobar que, aunque las cuestiones que atesora el tablero son sencillas y es fácil establecer medianamente una estrategia para llevarse un buen dinero, la gran mayoría de los concursantes que acuden a la ruleta sueltan vocales y consonantes al tuntún y el dinero que se suelen llevar no pasa de unos mil o dos mil euros. Y, con suerte, algún premio extra como un colchón o un equipo de música. Rentabilísimo para la cadena.

Obviamente la ruleta es azar y hay margen de error aunque se apunte a un gajo concreto y se quiera evitar la quiebra o el "pierde turno", pero el perfil de concursantes que pasa por el programa tampoco es específicamente estratega ni lumbreras. No calculan cómo ir dosificando el juego ni las letras para atraer más dinero y normalmente son más conservadores y conformistas que temerarios: mejor resolver y afianzar doscientos euros que jugársela para conseguir una cifra mayor. Son, por ejemplo, la antítesis de Los Lobos de 'Boom', expertos en la táctica de juego, obligando al concurso a desafiarlos cada día.

Pero el éxito de La Ruleta va por otros derroteros. No es un programa cultural que te exige quebrarte la cabeza. Es una sopa de letras y paneles con frases naifs, en el que el silencio del plató se suple con cánticos automáticos de un público con panderetas. Por aquello de hacer más ruido. El público, que suele repetir en las gradas, está tan curtido que también se encarga en muchas ocasiones de orientar a los despistados concursantes, recordándoles que tienen un comodín del que no se acuerdan o un gajo de "doble letra" o "empiezo yo". Vamos, que el público está más atento que los que juegan.

Y luego también están el de Iguana Tango y su banda, haciendo versiones de temazos con sonido de verbena de pueblo, y Jorge Fernández como un maestro de ceremonias. Fernández, tras 13 años en antena, se conoce todos los vericuetos de la ruleta e intenta ayudar a los concursantes para que intenten arriesgar un poco y darle emoción a la rutina de tantos años. Pero no siempre lo consigue.

Todo rumbo a un desenlace con un panel final donde el premio gordo es un coche que casi nunca toca. Y ahí el programa decide si ponerlo más fácil o imposible de acertar (poniendo por ejemplo un "monumento y pueblo" recónditos y que no haya forma de dar con ello). Pero ponerlo fácil tampoco es garantía de acierto. Si no que se lo digan a una concursante a la que hace poco tocó un panel final de "película y personaje". Era "Bohemian rhapsody" y Freddie Mercury y, ni con muchas letras en el panel, consiguió acertar el título de una canción mítica y de la película más taquillera del año pasado. Serán los nervios de ir a la tele. O los gajes de una televisión de entretenimiento que no está hecha para pensar, sólo para evadir.

La ruleta de la suerte
Panel muy complicado de 'La ruleta de la suerte'.
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