A por el bote, oé.

'La ruleta de la suerte' se queda sin sonrisas

Cómo remediar la claustrofobia escénica que generan las mascarillas en televisión. 

El público de 'La Ruleta de la Suerte'
El público de 'La Ruleta de la Suerte'
Borja Terán

Los platós se han vuelto a llenar de público, pero con distanciamiento de seguridad y mascarillas. En muchos programas, los extras que asisten a la grada son parte fundamental de la escenografía. Su actitud da vida a los fondos de cada imagen. Así sucede en espacios como 'La Ruleta de la Suerte', donde la audiencia presente canta, mueve banderolas y toca la pandereta. Ya no. Pero ahora nada de banderas. Todo es más contenido, más mesurado. Ni siquiera se ve la gestualidad de la cara al ir tapada por la necesarias mascarillas. Mascarillas de colores, pero sin expresividad. Lo que provoca cierta claustrofobia en un visionado de un concurso de entretenimiento que intenta la evasión de la diversión.

La falta de expresión en el público recuerda la importancia de la sonrisa en televisión. Es una constante histórica, los veteranos realizadores siempre recordaban a sus presentadores que sonrieran a cámara para empatizar mejor. Básico para proyectar con más claridad el carisma de la actitud. Pero con mascarilla lo de la sonrisa es difícil. De ahí que haya programas como 'Pasapalabra' que han optado por pintar en el 'tapabocas' una buena sonrisa. Aunque sea paródica. Y resultado en emisión es muy positivo, porque hay un ademán. Aunque sea dibujado por culpa de la pandemia.

Situaciones como estas recuerdan que la televisión siempre ha sido jugar con los trucos artesanales para hacer más vibrante la experiencia del visionado. La iluminación, los grandes angulares de la cámara y los decorados fuerzan perspectivas para hacer más espectaculares espacios que son frías naves industriales. Los creadores del audiovisual tradicionalmente han sido expertos en crear universos propios para narrar mejor sus historias. Y con esa imaginación hay que salvar también las actuales circunstancias.

Mientras tanto, en Mediaset han optado porque el público no regrese todavía a sus principales programas. 'Sálvame', 'Deluxe' e incluso 'La casa fuerte' han evidenciado que pueden vivir sin nadie en la grada. El gentío no aporta demasiado a la trama de los shows diarios. Nada que ver con el caso de 'La ruleta de la suerte' que no ha retornado hasta ahora porque ese estudio 1 de Antena 3 sin público desprendería un eco que retumbaría la desazón de la soledad. El éxito del concurso de los paneles se sustenta en pruebas muy fáciles, una dinámica simple que no necesita grandes estrategias y ruido constante de verbena con cánticos como 'Yo quiero jugar a la ruleta' (versión insigne de 'Yo quiero bailar toda la noche' o 'Botecito' (remake propio de 'Clavelitos'. Quizá la ruleta es de lo poco que suene a verbena este verano, de hecho

La ovación de la grada es el decorado principal del show. Así que Antena 3 ha remediado la distancia de seguridad del público colocando en los sitios vacíos unos acoples, que siguen la línea de la escenografía fija y cuentan con una luz que va moviéndose al ritmo del programa. De esta manera, el fondo de plano de los concursantes tiene cierta movilidad, aunque no veamos bien el nervio de los rostros. A los lados de estos tótems de led y cartón piedra, se sienta la audiencia que intenta aplaudir con ahínco para que no se note demasiado que son menos numerosos de lo habitual. Sólo falta que les piten una sonrisa cuanto antes, para que la ruleta recupere esas sonrisas que necesitamos tras estos cuatro meses.

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