OPINION

La Sexta arrasa en la noche electoral: claves de un escrutinio televisivo

Ferreras
Ferreras

La Sexta ha arrasado en la noche electoral del 10 de noviembre. El especial de 'Al Rojo Vivo: Objetivo La Moncloa' casi duplica a sus competidores más directos con un 18.7 por ciento de share y 3,5 millones de espectadores. Lo ha conseguido en un prime time en el que todas las cadenas han aprobado con nota a nivel técnico. 

Pero La Sexta ha liderado sin rival porque, durante años y años, ha generado un todopoderoso vínculo de fidelidad con un espectador que no falla. Es el canal de la política en directo. La audiencia ya ha interiorizado que cuando sucede algo, ahí está La Sexta para narrarlo con una autoría reconocible. Han conseguido el equilibro entre ritmo y carácter de autor. El espectador conoce y reconoce a los periodistas y a los expertos que pisan La Sexta. Los sienten cercanos.

Al frente, García Ferreras que ha entendido a la perfección los lenguajes de una televisión que crece con iconografía -los pactómetros- y un periodismo que se amplifica desde la pasión bien entendida.  Estos dos factores juntos no crean indiferencia en el ojo del espectador, se identifique o no con el tono del canal. Y en el prime time eso de no crear indiferencia es un valor infalible para alcanzar una visibilidad competitiva en el mercado de la dura contienda televisiva.

Aunque La Sexta, manteniendo esta esencia de carrusel informativo que tan bien funciona, deberá evolucionar en sus narrativas visuales para no caer en la monotonía. De hecho, puede ya mejorar el grafismo para no quedarse atrás. Su rotulación es claustrofóbica y las tendencias de la comunicación del dato en televisión están evolucionando con un espectador que quiere menos obstáculos en emisión. Ahí La Sexta puede aprender de su hermana Antena 3, a la vanguardia en este sentido.

Con una estética exquisita, Antena 3 también creció en la noche electoral con un especial de 'Espejo Público' conducido por Susanna Griso. La cadena naranja de Atresmedia 3 subió hasta un 9.8 por ciento de share, con 1.745.000 fieles, adelantando a Telecinco que se quedó, esta vez, en un 8.8 por ciento de share y 1.688.000 espectadores.

Pero el otro gran ganador de la noche fue el especial de La 1 con el despliegue más vistoso de todas las cadenas, emitiéndose desde el estudio de mayores dimensiones y con un interesante planteamiento. Presentado por Carlos Franganillo y Ana Blanco,  se tuvo conformar con ser la segunda opción con un 10.9 por ciento de cuota y congregando a 2 millones de espectadores en su tramo principal.

Si analizamos el dato en caliente de TVE puede parecer un resultado bajo, pero hay que mirar el contexto que vive TVE. La cadena está desdibujada, no cuenta con programas con la autoría suficiente para destacar en el día a día y con especiales como este recupera cierta influencia. Pero para lograr una influencia consolidad se necesita tiempo y una estrategia de canal en largo recorrido, justo lo que falta a Televisión Española. 

Con el especial de anoche, RTVE movilizará a sus competidores para que no se acomoden. Esta es, al final, también la función de la corporación pública: aportar contenidos alternativos y contrastados al caudal informativo -anoche lo hizo-, innovando y movilizando el sector audiovisual para que sea más plural. El dato de audiencia es lógico, ya que la cadena pública ahora no cuenta con una marca asentada. Pero el resultado en contenido del especial informativo ejemplifica el lugar hacia el que debe caminar TVE: la influencia sin estridencias, digiriendo la información en tiempos de caos informativo y probando fórmulas nuevas para llamar la atención. Llamar la atención, otra clave para la televisión.

Mostrar comentarios