OPINION

La 'slowtv' revoluciona el prime time de Aragón con la emisión de un viaje completo a Canfranc

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Sólo una cámara grabando lo que se ve desde la locomotora de un tren. Sólo una cámara. Sólo un tren. Sólo un viaje de cuatro horas desde Zaragoza hasta Canfranc. Porque, a veces, las grandes ideas televisivas parten de una sencilla idea. Sencilla, pero poderosa. Y Aragón TV se ha atrevido a esta poderosa idea para arrancar 2019.

La cadena autonómica aragonesa ha emitido El Viaje en la primera noche del año como un acontecimiento único. Y ha emitido el viaje literalmente, pues la grabación es la imagen rodada por la cámara en tiempo real durante el trayecto. Sin más. Cuatro horas de prime time. Cuatro horas de plano secuencia sin cortes de un viaje en tren sin músicas de fondo, sin grafismo sobreinformando -simplemente geolocalizando-, sin voces en off... Sólo la vida que se va encontrando el tren. Se trata de toda una experiencia a través de los campos y montañas aragonesas, la evolución de sus paisajes, el paso del tiempo, el movimiento de la luz, sus sombras, los vaivenes meteorológicos, los ruidos, las apariciones estelares - de ríos a pajarillos-, los túneles, el paso por las estaciones, el adivinar lugares, el descubrir lugares, el suspense de la naturaleza.... Es la slowtv: sin prisas, sin filtros, que no hace falta verla entera, pero que engancha por la sensibilidad que cobija. Incluso relaja.

La 'tele-lenta' es un género muy experimentado en Noruega, en España ha existido alguna leve imnersión pero esta producción, de Factoría,  ha sabido dotar al viaje de un buen concepto televisivo, ya que no sólo basta una buena idea: la idea hay que saber hacerla realidad. Y este programa está bien desarrollado para brillar en un largo prime time, ya que ha definido con inteligencia una buena premisa y un buen objetivo. Fundamental en televisión.

En este caso, la premisa es celebrar el 90 aniversario de la estación de Canfranc y el objetivo -para que el espectador sepa que el programa llega a un punto como desenlace y, por tanto, su curiosidad espere hasta el final- es que la audiencia conoce que el trayecto acaba en la legendaria estación. Así se crea una expectación interesante por vivir, en primera persona, la experiencia de la llegada de ese tren a Canfranc: con la intriga de cómo se topa desde la lejanía con la vieja estación, cómo se va introduciendo en ella... En definitiva, cómo ferroviarios y los pasajeros irrumpen en un lugar con tanta historia y alguna que otra leyenda.

El Viaje narra una historia sin necesidad de explicar nada. Es la televisión que otorga el poder a la curiosidad de los sentidos del espectador. Sin aditivos ni fuegos de artificio. Y Aragón TV se ha atrevido. Da igual la audiencia tradicional de cuota de pantalla que consiga este particular formato, porque esta apuesta de la autonómica logra un factor mucho más poderoso a largo plazo: impulsar la influencia televisiva del canal.

La autonómica hace marca con un formato documental de estas características, que muestra una perspectiva televisiva inédita de su comunidad y lo hace sorprendiendo porque rompe con las reglas tradicionales de la tele comercial. Reglas tradicionales, porque esto también es tele y tela de la buena.

Porque la tele es contar historias auténticas y la grabación desde la locomotora de un trayecto completo de algo más de cuatro horas de un tren es una atrayente historia auténtica y hasta con un punto imprevisible. Un evento televisivo -que ha sido enriquecido a través de la radio autonómica con información e historias complementarias- para recordar y revivir. Aunque no se vea al completo. Porque la televisión no siempre tiene que verse al completo para traspasar y transmitir. 

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