La TV sale de Madrid

El giro del programa de viajes en pleno desconfinamiento

De buscar el interés a través de la ensoñación de la lejanía de postal a la tangible diversidad propia.

Grabación de 'Viajeros Cuatro' en Cantabria
Grabación de 'Viajeros Cuatro' en Cantabria
Borja Terán

El cámara desinfectando hasta el cable del micrófono. Es la primera imagen con la que te chocas cuando llegas a la grabación de la nueva temporada de 'Viajeros Cuatro', que ha regresado esta noche de viernes a Mediaset. Pero no ha vuelto como siempre. El programa ha sido rodado en la desescalada que vivimos y, por supuesto, hay que mantener la distancia de seguridad. Aunque la lejanía física ha provocado que las cadenas de televisión hayan reinventado este tipo de formatos de viajes hacia una cercanía geográfica. 

Ya no hace falta viajar al extranjero para provocar ese sentimiento aspiracional en el espectador a través de la mezcla de lo exótico de parajes de película internacional y la curiosidad de descubrir la existencia de españoles que han triunfado fuera de nuestras fronteras. Este tipo de televisión de ensoñación de viajar allí donde quizá no puedas viajar ahora se hace más tangible, con programas que se centran en nuestro territorio nacional. Y lo divulgan, incentivando el turismo autóctono. Tan importante para nuestra economía. De hecho, 'Viajeros Cuatro' juega con un 'sin ir más lejos' como estimulante subtítulo. Porque, a veces, en la televisión de hoy, la cualidad de lo más próximo escapa a nuestra vista.  

El primer programa de esta nueva etapa ha viajado a Cantabria, una de las regiones más desconocidas, a pesar de su belleza. Erika Barreras y Rober Secunza han sido la periodista y el cámara encargados de este reportaje. Pasar unas horas junto a ellos, es percatarse como la televisión en España debe salir mucho más de su centralización en Madrid para crecer con la diversidad del país.

Un rodaje en Madrid pocas veces acapara la atención de los vecinos del lugar. Lógico, están inmunes de grabaciones callejeras. Pero en Cantabria los ciudadanos que se encontraban con el equipo del formato de Cuatro se paraban a preguntar con espontaneidad qué era aquello. Y cuando se enteraban de qué se trataba, se ponían a contar orgullosos las excelencias del lugar. Porque no están acostumbrados a verse retratados en una televisión nacional que en los últimos años se ha ido confinando en exceso en que todo es Madrid. Pero no, no todo es Madrid.

España es diversidad regional que , como otras diversidades, tampoco puede ser invisible en televisión.  Es más, esas cualidades diferentes que nos enriquecen entre sí también hacen más grande la televisión. Ya lo hacía José María Íñigo con sus entrevistas donde lo anónimo también era lo relevante, como ya hacía José Antonio Labordeta con su 'Un país en la mochila' o, en la actualidad, ya lo hace también Jesús Calleja o 'La Paisana' en TVE... como tantos. Pero no simplemente debe suceder dentro del género del documental de entretenimiento, hay que ir más allá acudiendo más acá. 

Y, aunque sea por una situación excepcional, por fin, los programas de viajes para arrancar su temporada con efectismo ya este año no tiene que coger un avión de Madrid hasta el mitificado destino de Nueva York, la reconocible ciudad que gracias al imaginario de la ficción norteamericana todos sentimos que hemos estado aunque no hayamos pisado jamás. Y siempre es reclamo de este género televisivo.

Este 2020, 'Viajeros Cuatro' va a recordar que la televisión nacional debe poner más en el centro del mapa la riqueza de la diversidad próxima, la que está al alcance de todos y representa la pluralidad de una España que es más que el kilómetro cero. Y Cantabria se ha movilizado orgullosa porque anoche salía por la tele. Como pasaba en la televisión de antes, con esa ingenua ilusión de lo inusual. Pero que no debería ser inusual.

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