OPINION

La vida de Cuatro tras la cancelación de sus informativos

Carme Chaparro
Carme Chaparro

Cuatro ya no tiene informativos. La marca 'Noticias Cuatro', con la que nació la cadena hace 14 años, ha desaparecido este mes de febrero por sus bajas audiencias y, en su lugar, Mediaset España intenta mejorar resultados con una nueva fórmula: 'Cuatro al día', un magacín informativo con una larga edición principal de tarde y un avance al mediodía, que suple al 'telediario' tradicional.

Ya sin informativos, la cadena necesita construir otro tipo de programas estandarte que articulen su influencia televisiva para que el canal sea competitivo y no parezca un mero contenedor de producto enlatado, como sucede con la saturación de olvidables cadenas de TDT. 

Al frente de 'Cuatro al día', Carme Chaparro, que presenta desde un amplio plató lleno de grandes pantallas. Y Chaparro aprueba con nota, demostrando su versatilidad delante de la cámara y con el punto de ironía que merece un programa de estas características.

Sin embargo, el formato no destaca porque no aporta ningún sello realmente distintivo. Es un batiburrillo de contenidos sin definición clara. Es el problema que sufre Cuatro. Aunque la cadena intenta crear citas diarias que atraigan a un espectador complementario al de Telecinco, no lo consigue porque todas las nuevas apuestas en directo, al final, se parecen demasiado en contenido y continente a Telecinco.

De hecho, 'Cuatro al día' no hace nada que no haya hecho ya 'El programa de Ana Rosa' esa misma mañana. En el fondo, 'Cuatro al día' es un magacín clásico y bastante conservador. Incluso utiliza herramientas habituales del corazón, como son 'los cebos'. Esas intentas promociones que popularizó 'Aquí hay tomate' con grandes rótulos y efectistas sonidos que pretenden engatusar para que el espectador se quede hasta el final.

Pero 'Cuatro al día' tiene complicado encontrar su hueco porque tal vez no exista ese nicho libre en el mercado de la televisión de hoy. Su audiencia potencial ya está en Telecinco. Hasta la línea visual del programa remite a la cadena principal de Mediaset, lo que supone una dificultad añadida para que Cuatro defina una personalidad diferenciada. La escenografía e iluminación podría ser la de 'Viva la Vida' de los sábados y domingo por la tarde.

Lo mismo sucede en el enfoque de los temas que trata el programa. El espacio vuelve a comentar aquello que ya se ha comentado en otros espacios y lo hace desde un punto de vista liviano, que tampoco favorece la posibilidad de atraer a otros públicos más allá de los que ya están en Telecinco. 

El tono que utiliza el formato a la hora de desarrollar sus contenidos podría interesar a una audiencia que está enganchada en esa franja a  'Sálvame', mientras que no llamaría la atención del espectador interesado en la actualidad política de 'Más vale tarde' de La Sexta porque el formato transmite una imagen de magacín de variedades con reporteros que remiten más al ligero género de 'Madrid Directo' que a un carrusel informativo.

Cuatro tal vez no necesita informativos. Pero Cuatro si requiere programas que creen hábitos en el espectador. Más aún en tiempos de crecimiento de los consumos bajo demanda. 'Cuatro al día' intenta crear un hábito, una cita diaria con un espectador. Pero no lo consigue. Porque es un programa que parece demasiado visto, aunque sea nuevo.

Cuatro precisa más valentía en el proceso de elaboración de contenidos y menos programas diseñados según lo que funciona en el contexto de Telecinco. Quizá ahí está la debilidad de Cuatro. Sus responsables no se han percatado de que no todos los canales funcionan como Telecinco. 

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