ANÁLISIS

Isabel Pantoja y la paradoja de su éxito y fracaso en 'Idol Kids'

Lo contraproducente de una vida retransmitida sin control y explotada mediáticamente. 

Isabel Pantoja asombrada en Idol Kids
Isabel Pantoja asombrada en Idol Kids
Borja Terán

'Idol Kids' se grabó antes de que el covid estuviera presente en nuestras vidas. Telecinco nunca lo disimuló. Era difícil, pues el concurso está lleno de abrazos. Y el público lo aceptó. Quizá porque necesitamos evadirnos con la emoción de esa televisión en la que los niños siguen cantando como si todo continuara igual.

Sin embargo, el programa no ha arrasado en audiencias porque tiene un punto repetitivo. Su principal reclamo es Isabel Pantoja como jurado central. Pero está demasiado impostada en sus veredictos y no transmite la verdad que merece el juego. Como consecuencia, sus participaciones en el show han pasado desapercibida. No han aportado el atractivo de argumentar desde la experiencia y se han quedado en el tópico vacío que pretende quedar bien con todo el mundo. Incluso cuando tiene que cantar lo hace en playback en un programa de niños cantando en directo. No hay compromiso real y generoso con el espectáculo.

Resultado: 'Idol Kids' no ha logrado brillar en repercusión y conversación social hasta que, de repente, ha saltado la polémica de Kiko Rivera acusando a su madre en otros espacios de la cadena. Entonces, el concurso ha recuperado cierto interés. Porque la Pantoja está de nuevo en el centro de la  polémica. Aunque este talent fuera grabado un año atrás y el propio 'Idol Kids' no oculte que está bien enlatado. Por tanto, la audiencia sabe o debería saber que no existirá ninguna reacción a los trapos sucios por la tonadillera entre actuación y actuación del show. 

El propio Jorge Javier Vázquez bromea, con su ironía, al promocionar 'Idol Kids' desde 'La casa fuerte'. Ahí suelta que quizá Isabel Pantoja dirá algo al respecto en el talent show. Lo hace con guasa, pero tal vez alguien se lo crea. Así, paradójicamente, el talent show ha cogido fuelle por el morbo que rodea a su cabeza de cartel en vez de acelerar su fecha de caducidad al evidenciar que su contenido está desfasado porque, ahora, Isabel Pantoja se encuentra en otro estado emocional al de cuando se grabó el concurso. Lo que representa el éxito del ciego efecto arrastre del cotilleo de la destrucción.

Destrucción que luego se olvidará. Y otra vez a empezar. Y de nuevo a hablar de esa herencia de hace cuatro décadas como si fuera una urgente última hora. Y, mientras tanto, ya se habrá borrado del imaginario colectivo que hubo una vez un programa llamado 'Idol Kids'. Porque como formato no ha aportada nada creativamente nuevo, ni talentosamente especial. Isabel Pantoja en ese contexto, tampoco. Ella misma y su familia ya han acostumbrado al público a ese morboso personaje del culebrón que, al final, ha engullido el interés artístico por la tonadillera. 

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