OPINION

La vieja asignatura pendiente de los 'Telediarios' de las cadenas de TV en España

Matías Prats despidiendo el informativo en vacaciones
Matías Prats despidiendo el informativo en vacaciones
Matías Prats despidiendo el informativo en vacaciones
Matías Prats, preparado para la playa.

Impregnar de personalidad a una pieza informativa de un Telediario no está reñido con el ejercicio de objetividad del periodista. Al contrario, es perfectamente complementario.

Sin embargo, en los últimos tiempos, los informativos de las cadenas de televisión en España (y las enseñanzas en las facultades de periodismo) han fomentado cierta percepción de que la noticia perfecta es aquella que se realiza con una locución y montaje convencional, sin demasiadas licencias y cortada siempre por la misma entonación clónica.

Pero, en realidad, el mejor periodismo es el que se atreve a incorporar mirada propia al relato para otorgar más fuerza. Al rojo vivo es un éxito porque Antonio García Ferreras ha incorporado al programa su trepidante pasión. Las crónicas de Carlos del Amor, en el Telediario de TVE, se quedan en la memoria colectiva porque enriquecen la información cultural con una creativa narrativa de autor que no duda en jugar con la complicidad e imaginación del espectador. Lo mismo sucede con La 2 Noticias, informativo pionero en contar las noticias sin necesidad de presentaciones institucionales y poniendo el foco de la agenda informativa más allá de las frías y prefabricadas declaraciones de rueda de prensa y comunicados oficiales.

Faltan en España informativos, presentadores y periodistas con tono editorial diferenciado. No todos los informativos pueden parecer el mismo. Y no se debe confundir editorializar con tomar partido a nivel periodístico. O, lo que es lo mismo, con manipular de forma tóxica la información. Porque editorializar también significa saber dotar a un programa o noticia de un rotundo y riguroso carácter diferenciado. Esa es la asignatura pendiente de los Telediarios de las cadenas comerciales y también de la propia televisión pública: permitir más y mejor que los periodistas impregnen de su prosa creativa a sus piezas, como acaece tradicionalmente en la prensa escrita. Que no todas las piezas -noticias y reportajes- parezcan hechos por la misma persona como si fuera un robot que corta todo por un mismo patrón olvidable.

El ejercicio diario para informar al espectador con honestidad no es incompatible con sacar del armario la mirada propia y distinta de cada informador e incluso presentador. ¿Qué sería de nuestra televisión sin los monólogos sentados encima de la mesa de José María Carrascal o los chistes de Matías Prats? Los informativos no pueden quedarse encorsetados en tradicionalismos. Incluso deben poder utilizar la corrosión cuando el acontecimiento lo permite. Así ha hecho, esta semana, Antena 3 con una noticia que ha recopilado apoyos internacionales del procés (minuto 18 del informativo del miércoles).

La entrada de Pamela Anderson, como defensora de la independencia de Cataluña, ha permitido cierto juego jocoso del redactor de la noticia. No es mofa, es también saber reírnos de nosotros mismos y eso también se puede hacer (a veces) en los Telediarios. Porque la televisión es saber adaptarse al contenido y saber exprimir con creatividad y autenticidad las posibilidades del relato y, ahí, todavía, los informativos tienen una asignatura pendiente para alcanzar mejor la complicidad del espectador.

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