OPINION

'La Voz Kids': por qué ya no arrasa como antaño

Rosario Flores anoche en 'La Voz'
Rosario Flores anoche en 'La Voz'

En televisión el orden de los factores sí altera el producto. Y Antena 3 calculó un lanzamiento tradicional de 'La Voz' tras arrebatar los derechos del famoso talent show a Telecinco. Pero lo rompedor hubiera sido que Atresmedia descolocara al rival estrenándose en el universo de 'The Voice' con la emisión de 'La Voz Kids'.

Programar 'La Voz' de niños antes de la de adultos era un sorpresivo as en la manga, pues la adaptación con niños es la que menos desgaste sufría y podía servir de efecto revulsivo posterior para la edición clásica.

Ahora, en cambio, tras la emisión de la versión de adultos y la senior -con concursantes de una edad más mayor, que tampoco se diferenciaban lo suficiente-, 'La Voz Kids' ha regresado con el lastre de la herencia recibida de su poco brío en las ediciones adultas. La expectación construida inicial ha dado paso a la rutina. Mala suerte, en la edición de mayores los coachs no funcionaron con el carisma telegénico que debían. Pero los niños son diferentes, son la joya de la corona, tienen algo especial y Antena 3 ha intentado proteger el producto estrella de 'La Voz', retrasando su emisión a septiembre ya sin el tirón de Isabel Pantoja en 'Supervivientes'. Sin embargo, el aterrizaje no ha atesorado la visibilidad que merece el espacio. 

De hecho, el programa no logra generar un acontecimiento social y sus audiencias son más flojas que en Telecinco. Incluso da la sensación de que en Telecinco seguiría liderando la noche.

Uno de los grandes problemas de 'La Voz' está en que Antena 3 debe reinventar una estructura de programación que sirva para vender de manera orgánica su producción. Lo intenta, pero no logra retroalimentar sus contenidos de forma natural y con una unidad editorial. Una mención de Susana Griso o Pablo Motos que recuerde que vuelve 'La Voz' no vale de nada si no está integrada con garra en el contenido que narra el programa desde donde se dice.

Esta cualidad sí la aglutina Telecinco y la disfruta 'Got Talent', rival que ha quitado el liderazgo a 'La Voz Kids'. Ahí, en el otro canal, 'La Voz' arrasaba no sólo por la novedad, también porque todos los personajes 'populares' de la emisora hablan al espectador de la programación con una pasión de tú a tú que crea citas imperdibles. Pocas veces da la sensación de que se refieren a un estreno sólo por obligación promocional. Al contrario, se regodean con guasa e ironía en la promoción si es necesario. Así no parece 'postureo', así cala el mensaje de forma menos invasiva. 

Aunque también existen otros factores para esta tendencia de audiencias menguantes de 'La Voz'. En este año, 'La Voz Kids' tiene unos coaches -Bisbal, Vanesa Martín, Rosario Flores y Melendi- que están más sueltos y resueltos que los coaches de la última edición de los mayores. Juegan y brillan, pero no es suficiente para que tire en audiencias el talent show. Al programa le falta más diversidad musical -actual- y  mayor capacidad de asombrar a un espectador que se la sabe todas. Esto se logra rompiendo con lo que se supone preestablecido... 

Y esa es la debilidad: se giren o no se giren los coaches desde su silla giratoria, es demasiado fácil atisbar lo que acontecerá en la evolución del show. A 'La Voz' le falta un toque de picardía para convertir el show en sensiblemente imprevisible y no en invisible. Tan invisible que el formato está engullendo hasta a su propia presentadora que está pero sin que se note nada. 

Cuando en la televisión en España es fundamental que se comprenda el papel del maestro de ceremonias. También en 'La Voz', donde Jesús Vázquez, ya desde las primeras 'audiciones ciegas' que realizó Telecinco, tenía un cometido mucho más rotundo como presentador que Eva González. Vázquez aparecía en escena con cierto efesctismo, rodeado de un gran aplauso del público y el montaje no minimizaba su presencia hasta parecer un figurante. 'La Voz', si quiere ser un acontecimiento, necesita implantarse en el prime time como una gala con su arranque apoteósico en el que la presentadora, los coaches y los concursantes hacen ruido, no son tan maravillosos, perfectos y políticamente correctos que son predecibles.

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