OPINION

'La Voz' y la búsqueda de la influencia: así la TV clásica plantará cara a los consumos bajo demanda

Casting final de La Voz
Casting final de La Voz

Antena 3 anunciará esta semana el rostro que presentará La Voz. No lo hará con un habitual comunicado de prensa, lo dirá en plena emisión de El Hormiguero. Con mucha pompa, para generar más expectación ante el retorno de este conocido talent show que se la juega en el cambio de cadena.

Pablo Motos dirá el miércoles el nombre del presentador o presentadora de un formato que intenta renovarse tras años en emisión en la competencia directa de Atresmedia. Y la elección del maestro de ceremonias será crucial para diferenciarse de la etapa en Telecinco. Ya no vale sólo un comunicador, el formato necesita un artista que arrastre interés, abrace emociones e introduzca cierta ironía a un formato que el espectador conoce demasiado, pero con una premisa todopoderosa: las rápidas y infalibles audiciones ciegas en las que los coaches giran su silla roja sólo si eligen "la voz" del aspirante.

Estas semanas, se han celebrado las pruebas de selección finales para participar en el concurso. Y ahí ha estado el autor que escribe estas líneas, infiltrado. Lo primero que llama la atención cuando asistes a este casting es la tranquilidad con la que afrontan los concursantes la prueba.

En el rato en el que nos colamos a la audición nadie parecía nervioso. O lo disimulaban muy bien. Lo contrario que esperas en un casting que suele ir unido a esa entrañable revolución de pulsaciones. Se nota que los artistas de hoy llevan castings a sus espaldas, y también que esta nueva generación de cantantes relativiza: hay muchas oportunidades en la televisión ante el cierto boom de talent shows.

En esa tranquilidad, el equipo del programa de la productora Boomerang ayuda. En el casting final no se observan ni prisas ni presiones, se escucha al artista y se intenta conocer con qué canción se siente más cómodo. Qué tema le emociona más. No obstante, en La Voz cada cantante se la juegan a una carta y, a la hora de elegir el repertorio, es importante que interpreten ese hit que es especial para ellos, que controlan con una sensibilidad extra. En el set, entre otros, están Susana Pérez, productora ejecutiva de La Voz y Jorge Villaescusa, productor musical. Observan atentamente a los concursantes, y analizan las posibilidades del cantante en un programa que es el único talent show en el que la música también es en directo. Sello internacional de La Voz.

Les sorprende que, a pesar de tanto casting de talent show en los últimos años, el equipo de casting sigue viendo nuevos y diferentes artistas. Notan que las nuevas generaciones de cantantes vienen más preparados que nunca. Tal vez, por eso mismo, también están menos nerviosos que en otros contextos. Por supuesto, algunos sí repiten, como buscando una segunda o tercera o cuarta o quinta o sexta o séptima oportunidad. De hecho, en  el rato que La Información estuvo en el casting aparecieron viejos conocidos de la tele, y algún ex pequeño prodigio que cantaba en playback en otro talent. Lo que puede dar juego a Antena para crear tramas con su propio archivo televisivo. Si al final pasa la audición final, claro. Así que mantengamos el suspense.

Porque Antena 3 tiene largo currículum en espectáculos musicales. En un momento de escasez de grandes formatos de éxito de talent en el mercado internacional, ahora Atresmedia ha comprado los derechos de La Voz como pretendiendo hacerse con el título de la cadena referente del espectáculo "a lo grande". Ya tiene Tu cara me suena, además guarda para emitir más adelante Juego de Juegos con Silvia Abril.

En un tiempo en el que la paciencia del público a la hora de ver series ha cambiado por los consumos bajo demanda, los programas de entretenimiento serán cruciales para estructurar las cadenas generalistas, pues provocan un visionado en directo que crea acontecimientos que unen a diferentes públicos frente al televisor. Casi todos, además, con las redes sociales en la mano.

Por ahí anda el futuro del prime time de la tele tradicional: construir citas que son eventos que apetece ver en compañía. Aunque estés solo en una habitación, lo tuiteas y socializas con amigos virtuales. Acontecimientos que vertebran la programación tradicional, que ya es un escaparate de los contenidos, como las series, que luego puedes ver bajo demanda.

En este sentido, los grandes (e imprevisibles) espectáculos de prime time serán cruciales para los canales de televisión de siempre. La cadena que los haga sin complejos, con un buen guion transversal con poco miedo a lo incontrolable del directo y sin demasiado temor a los comentarios que fluyan en las intensas redes sociales, construirá una marca que esté en la sociedad. Porque será influyente, pues creará citas que nos reúnen frente a una tele que ya no se ve sólo por la tele. Ahora, eso sí, cada canal deberá definir (y encontrar) el estilo de formato para conseguir la audiencia que  representa su identidad, para reunir a un competitivo público que ansía sorprenderse con alternativas creativas que rompan con lo previsible o prefabricado.

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