OPINION

Las 5 diferencias de 'La Voz' y 'Tu cara me suena' para alcanzar el éxito en televisión

El jurado de 'Tu cara me suena' posa a cámara
El jurado de 'Tu cara me suena' posa a cámara
El jurado de 'Tu cara me suena' posa a cámara
El jurado de 'Tu cara me suena' posa a cámara

La táctica de programación ha llevado a competir a los dos únicos grandes formatos musicales que se realizan en la televisión de nuestro país. La Voz (Telecinco) ya lucha contra Tu cara me suena (Antena 3) en los viernes. Esta decisión de Mediaset intenta frenar el éxito imparable del show de imitadores. No obstante, con este movimiento estratégico, ambos formatos pierden, ya que van dirigidos a un público parecido y, como consecuencia, reparten sus seguidores.

Tu cara me suena ha ganado el primer enfrentamiento con La Voz. 20,6 por ciento frente a un 18,2 por ciento de share. Antena 3 tenía a su favor la cierta curiosidad existente por el estreno de la nueva temporada del talent show de imitadores. Pero, tras esa expectación inicial, el éxito o fracaso en este prime time depende de cinco factores que diferencian a estos dos formatos musicales de proyección internacional.

1. El jurado

Tanto Tu cara me suena como La Voz cuentan con un jurado compuesto por cuatro jueces protagonistas. Mientras que Telecinco ha tenido que ir cambiando a los artistas de sus sillas giratorias -por la dificultad de cuadrar agendas de cantantes de primera línea con la grabación del show-, Antena 3 ha consolidado figuras que la audiencia reconoce e incluso quiere: Lolita, Àngel Llàcer, Chenoa y Carlos Latre. Cuatro personajes que se complementan entre sí y que, además, han engrasado una complicidad perfecta para generar piques, reírse de sí mismos ("la cobra de Chenoa") y recitar anécdotas cargadas de curiosos detalles.

Lolita, Llàcer, Chenoa y Latre proyectan en el espectador la sensación de que se cuela en una entretenida reunión de amigos. Lo mismo sucedía en La Voz con artistas como Alejandro Sánz, Rosario Flores, David Bisbal o Laura Pausini. Sin embargo, en esta edición, el jurado compuesto por Malú, Manuel Carrasco, Pablo López y Juanes está más apagado. Excepto Malú, que es experta en estos cometidos y ha repetido en todas las ediciones del cazatalentos, el resto no parecen muy entusiasmados. No juegan, no compiten, no son revoltosos y sí muy políticamente correctos, lo que es un punto en contra para La Voz. Una debilidad para un programa en el que el jurado es el gran protagonista.

2.  Los concursantes

El gran éxito internacional de La Voz está en su mecánica. La celebridad está de espaldas al cantante. No puede verlo. Y la silla roja -color que da cierta tensión en televisión- sólo gira si elige al candidato dando a un ruidoso botón. Así, el espectador se queda para ver si Malú y compañía escogen o no al aspirante. Una premisa en la que es fácil engancharse, ya que no es necesario seguir con atención un guion y, cuando termina una actuación, pica la curiosidad para ver si "pasa" el siguiente. Ahí está el secreto del éxito mundial de la fórmula The Voice.

La Voz es sólo un desfile de concursantes sin que el espectador tenga tiempo a conocer su nombre, ver su evolución e incluso sentirse reflejados en ellos. Muy distinto a Tu cara me suena, un programa en el que, para empezar, el público ya conoce -más o menos- a los artistas que participan. Aunque, sobre todo, el aliciente del show es descubrir la evolución posterior de sus celebrities. Todos deben esforzarse en ser rigurosos con la imitación que les toca, lo que propicia que, a diferencia de La Voz, las galas de Tu cara me suena crezcan en interés con el paso de las semanas. Un valioso tiempo en el que los concursantes ganan complicidad, naturalidad y tranquilidad sobre el escenario, permitiendo que el espectáculo musical fluya mejor.

3. La escenografía

Como su propio nombre indica, La Voz pone su foco de forma prácticamente exclusiva en la voz de sus candidatos. De hecho, la escenografía de la versión española es austera. El interés pone más el foco en la historia personal o de "superación" que existe detrás de los concursantes. Al contrario de Tu cara me suena que apuesta por el lado optimista del show desde un grandilocuente plató lleno de color. Esta característica no es baladí, pues en el subconsciente del espectador se genera un sentimiento de estar viendo un acontecimiento irrepetible si el lugar desde el que se realiza el programa es una explosión escénica.

Es más, en TCMS cada actuación es diferente para que la atención del publico no decaiga. Cada imitación intenta sorprender con juegos, ya sea intentando clonar un mítico videoclip original o ideando una coreografía de elementos para, así, mutar una imitación más aburrida en un concepto que asombre a la audiencia.

4. El repertorio

El poder de La Voz está en que apuesta por canciones muy reconocibles para el público. Mejor aún si tienen el efectismo emocional del 'gorgorito'. Tu cara me suena también quiere que el espectador recuerde estribillos que sabe tararear pero, además, este programa también descubre temas a las nuevas generaciones. Temas icónicos pero que por su antigüedad solían estar relegados en la televisión.

Otro de los aciertos de Tu cara me suena está en que toma con habilidad el pulso a las nuevas tendencias musicales y las incorpora antes que nadie a su show. Una novedad en una televisión que ha estado años atada a los hits de los noventa. Hay vida más allá de Witney Houston.

5. El público transversal

La incorporación de Lolita a Tu cara me suena ha fortalecido la pluralidad de públicos a los que llega el programa, elemento clave en una televisión generalista que necesita gustar al máximo número de espectadores. Tu cara me suena reúne desde al abuelo que atiende a las anécdotas de la hija de Lola Flores hasta a ese niño que se ríe con una loca imitación de un surrealista dibujo animado. Véase Yolanda Ramos de David El Gnomo en la pasada temporada.

El casting de este formato, creado por la productora Gestmusic para Antena 3, enfoca diferentes tipos de televidentes en su elenco de personajes. La Voz también atrapa a un gran espectro de variedad de espectadores pero la edición de adultos tira menos que la infantil, ya que no viene impregnada de la ingenuidad de los críos. En este sentido, La Voz Kids atrae a los más pequeños de la casa, que se ven reflejados, y arrastran a toda la familia frente al televisor. Una atracción que no se repite de igual manera con La Voz de personas mayores.

Y en esta terreno puede coger la delantera la sexta temporada de Tu cara me suena, pues este formato siempre ha sostenido su éxito en que desprende cierta travesura infantil (en propuestas musicales, en puesta en escena temáticas, en giros de guion, en colorista iluminación...) y eso lo hace tan genuino que hasta ha recuperado a un público familiar que estaba abandonando la televisión.  Lo malo, los concursantes más "gansos" de esta edición cuentan con un humor más maduro que, por ejemplo, las recordadas Silvia Abril o Yolanda Ramos. Esta etapa a TCMS será más difícil conectar con los más pequeños de la casa

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