OPINION

'Las chicas de oro' nunca mueren: Telemadrid recupera la mítica serie que esconde una tele-lección

Las Chicas de Oro
Las Chicas de Oro

Una serie con cuatro abuelas. Qué locura. Ni será atractiva para los anunciantes, ni atraerá al público joven. Fracaso asegurado. Pero los gurús televisivos se equivocaron.

Las Chicas de Oro (1985-1992) fueron un rotundo éxito que, es más, traspasa el tiempo. Tanto que ahora TeleMadrid ha decidido reponer la emblemática telecomedia cada tarde, a las 19h, en su canal La Otra. Sus guiones fueron tan inteligentemente modernos que, en gran parte, siguen vigentes. Las primera sit com protagonizada por mujeres que, además, trató temas tabú por entonces, como la homosexualidad. Pero no cualquier homosexualidad, la femenina, que aún era más difícil de plasmar en una sociedad marcadamente machista. Más todavía en los años ochenta. Aunque, tal vez, no hemos cambiado tanto como creemos.

Cuatro mujeres curtidas en la vida que demostaron que una serie puede brillar sin ataduras al género masculino. Todo comenzó con una tira de programas especiales en la NBC. El vicepresidente de la gran cadena norteamericana, por aquel entonces Warren Littlefield, se desternilló con el resultado y dio luz a una serie de recorrido. Largo recorrido.

Blanche, Dorothy, Rose y Sophia solas al frente de una ficción de prime time, que durante años logro grandes resultados de cuota de pantalla en la noche de los sábados. Sin rival. Lo consiguió con unos ingredientes que para muchos expertos televisivos iban a espantar a los anunciantes por su target demasiado adulto. Se equivocaban.

Las chicas de oro engancharon a amplios estratos sociales con su forma de entender la vida. Hacían saltar por los aires los tópicos de la comedia televisiva para atrapar a las grandes audiencias. No sólo de su quinta, también de generaciones jóvenes, pues lo importante era la tramas y The Golden Girls contaba brillantes historias en cada capítulo.

Hay vida más allá de la jubilación

La televisión de hoy es un desierto de productos protagonizados por personas mayores. Las cadenas relegan las canas, a pesar de que las abuelas y los abuelos son los que más horas dedican a consumir los canales generalistas. De hecho, son los que sostienen la parrilla de los canales.

No se confía en las abuelas y abuelos en series, publicidad o programas. A pesar de que su carácter puede ser aprovechado para casi todo tipo de formatos televisivos, se relega su presencia a personajes secundones encasillados en el estereotipo de abuelos y en promociones publicitarias casi exclusivamente en productos de salud o de temáticas deprimentes. Siempre se cae en el cliché del “abuelo”. Como si los mayores no pudieran ser mucho más que abuelos. Las Chicas de Oro lo recordaron, una serie que sigue siendo moderna casi 35 años después de su estreno.

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