OPINION

Las mentiras de 'Sálvame': cuando el espectador cada vez pide más dosis de polémica

Sálvame
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Belén Esteban no se marcha de 'Sálvame'. Y lo ha comunicado a su audiencia en el propio 'Sálvame', claro. Bueno, en realidad, en 'Sábado Deluxe', que es lo mismo pero en versión nocturna.

Se rumoreaba que Esteban cambiaba de programa de Telecinco. Saltaba de 'Sálvame' a 'Viva la vida', dos formatos de la misma cadena que incluso son vecinos de plató.

Polémica perfecta para ambos, pues. Porque en Telecinco son expertos en generar humo incluso con polémicas internas que saben que no existen. Aunque afecte a la marca de sus propios espacios en emisión. Da igual. En 'Sálvame' se busca que parezca que todo el rato pasa todo pero, en verdad, nunca pasa nada. 

De hecho, con cierta malicia, en el último 'Sábado Deluxe' se llevaron a Esteban al estudio de 'Viva la Vida' para comunicar, ahí, in situ, que ella no cambiaba de programa, que seguía en 'Sálvame'. No sólo se hacen eco de la especulación mentirosa con el objetivo de dar 'vidilla' a la emisión con un posible 'adiós' de la colaboradora más famosa, además crean un protocolo de puesta en escena para que el momento se vea más rimbombante por la tele.

Mejor comunicar que Belén Esteban no se va de 'su casa' desde una conexión con el plató de ese otro programa al que supuestamente se marchaba. Todo vale. Y los de 'Sálvame' son maestros en enriquecer el relato pero, también, en rellenar con mentiras horas y horas de programación. Forzando los acontecimientos. O tergiversando la realidad con mucha pelea de debate sin sentido. Con protagonistas que no tienen ni escrúpulos a la hora de especular sobre enfermedades, sean leves o graves. 

No hay suficientes dimes y diretes durante cuatro horas diarias, así que sólo queda forzar los cotilleos caiga quien caiga para dar la dosis que necesita un espectador que cada vez ansía más. Lo que terminará con el propio programa, porque 'Sálvame 'está ganando intensidad tóxica como en su momento sucedió en 'Aquí hay tomate' y empieza a perder el sentido del humor que relativiza todo y que ha sido lo que hasta ahora les ha salvado. A todos. Es el resultado de un análisis de audiencia cortoplacista que hace crecer que el espectador prefiere más pelea sin escrúpulos que comedia sin pretensiones. 

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