OPINION

Las terapéuticas historias de Karlos Arguiñano en cuarentena

Arguiñano tele en cuarentena
Arguiñano tele en cuarentena

Karlos Arguiñano no ha paralizado su programa diario en Antena 3. Sigue cocinando cada mediodía en el Estado de alarma. Quizá piensen que las recetas están grabadas desde hace tiempo. Pero la realidad es que este formato culinario se produce muy cerca a la emisión para que la actualidad esté presente en los comentarios del chef.

El éxito de siempre de Arguiñano es su habilidad para guisar platos de nuestra cultura popular, que están alcance de todos, mientras comparte sus experiencias vitales con una generosa espontaneidad. Compartir con generosidad. Tan importante, también en estas semanas.

Así acompaña al espectador con historias que llegan a ser inspiradoras y hasta terapéuticas en épocas de miedo. Lo mismo hace un pastel de carne que, a la vez, relaja el estado de ánimo colectivo evidenciando que en casa"no merece la pena enfadarse porque no conduce a nada". 

Incluso, sincero, no teme a criticar desde dentro a la propia televisión para la que trabaja.  "No hay que estar todo el día viendo las noticias. Las noticias te terminan agotando. Que sepáis todos, que lo sabéis, que en las televisiones hay multitud de programas además de la información", ha recordado sin rodeos a los espectadores de Antena 3.

Y, además, da consejo a esos fieles seguidores: "con ver un par de veces al día el informativo es más que suficiente. Porque lo demás es todo repetitivo y te terminan llenando la cabeza. Y, como somos inteligentes, vamos a sacarle jugo a esto de la mejor manera, que no nos coma nadie el coco. Somos listos para saber que nos podemos entretener".

De hecho, Arguiñano también ha recomendado en su programa a ver series, documentales, películas... o directamente jugar al parchís y alimentar los momentos con tus compañeros de vida durante la cuarentena, pues "no hay nada mejor que la familia. Si tu riegas la familia, los amigos y los compañeros del trabajo vas a ser feliz. Si no riegas nada, más que lo tuyo, difícilmente  vas a conseguir la felicidad. Hay que compartir, lo sentimientos, hay que compartir todo. Como la comida", ha defendido con su enérgico entusiasmo habitual. "Y siempre sin dejar de reírse, que la risa sube las defensas".

Y en parte ahí se sustenta su triunfo. El triunfo del compromiso de no sólo enseñar a cocinar platos "ricos ricos", también el compromiso de acompañar al espectador con la naturalidad de atreverse, como él mismo ha dicho esta semana, a "compartirlo todo".  Y vamos que si lo hace... Hasta está enseñando a la audiencia los ejercicios que practica para movilizar su cuerpo en la cuarentena.  Esto también es un servicio público, el de la tele que ayuda a que el camino sea más fácil desde una constructiva, honesta e incluso autocrítica complicidad. 

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