No es nada nuevo. Los Telediarios también tratan la actualidad más pegada al mundo del entretenimiento y, en los últimos tiempos, se han rendido al fenómeno de Operación Triunfo. El talent show ha sido un éxito social de TVE que sus propios informativos, estandarte de la emisora, no pueden ni deben obviar.
Los Telediarios llevan meses tratando OT con diferentes enfoques, algunos más periodísticos otros con la mera intención de subir audiencia del propio espacio de noticias. Así que era evidente que iba a llegar el día en el que Amaia y Alfred fueran entrevistados en las instalaciones del Telediario.
Sucedió este domingo. Los representantes de Eurovisión acudieron a la sede de informativos de TVE en Torrespaña, bajo el icónico Pirulí, y fueron entrevistados en directo.
Sin embargo, ni Amaia ni Alfred entraron en el estudio del Telediario. Se quedaron en la redacción y aparecieron en el informativo a través de una conexión, como si estuvieran en otro lugar. Pero, en realidad, sólo estaban unas plantas más arriba del plató donde se realizan los informativos. La España de lo absurdo resumida en una decisión meramente editorial. La España del eufemismo: te entrevisto, pero que no lo parezca demasiado que esto es el Telediario.
Ya que están en Torrespaña, ¿por qué no sentar a ambos artistas en el propio decorado del informativo, junto a los presentadores del Telediario? Se trata de un complejo que han ido adquiriendo los Telediarios en los últimos años: quieren entrevistar a artistas de la cadena, pero los dejan sentados en la redacción porque no se atreven a introducirlos dentro del decorado del programa. No vaya a ser que se desvirtúe la imagen de los Telediarios como símbolo "institucional" de información "seria" de TVE y, como consecuencia, lluevan críticas a sus responsables.
En el plató del Telediario parece que, ahora, sólo se puede entrevistar a políticos de pedigrí o deportistas de primera línea. Bueno y si viene un actor de Hollywood, pues también: como pasó hace unos meses con Harrison Ford al que se le hizo un masaje para que vendiera bien su nueva película. Bienvenido, Mister Marshall.
Pero Amaia y Alfred se han quedado a las puertas del TD, cuando su talento ha crecido a ojos del público gracias a TVE. Una decisión que es una anécdota pero que resume muy lo despegados que están de su tiempo los informativos de Televisión Española.
Lina Morgan se sentaba en la mesa del Telediario y no pasaba nada. Incluso uno de los personajes más carismáticos de Los Lunnis, Lucho, presentó parte de un Telediario como un guiño navideño a los niños. Eran otros tiempos menos encorsetados. Pero los informativos de TVE han ido ganando, en estos años, justo eso: corsés. Error, pues la buena información no va de corsés.
Al final, los límites de un Telediario van unidos a la honestidad periodística que busca, con responsabilidad, la equidad de la verdad y que, sobre todo, confía en la inteligencia del espectador. En cambio, estos Telediarios se acomplejan con barreras que se inventan estatus de invitados por aquello del qué dirán. Estatus de invitados que el espectador ni ve ni siente. Este domingo, la foto televisiva que hubiera generado un interés extra sería que Amaia y Alfred se sentaran junto a Padro Carreño, presentador del Telediario del fin de semana. Pero no pasó, ganó el corsé del complejo "institucional" de la actual de TVE.
Y la televisión es la antítesis del corsé. Menos aún si fomenta protocolos que crea entrevistados de primera, segunda y tercera. Ahí está latente uno de los problemas de los informativos de TVE, que no todo el mundo parece que pueda sentarse en su mesa. Y eso que es una mesa que es de todos.
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