OPINION

Las 'jugadas maestra' de La Sexta para barrer en audiencias con su fórmula de 'más periodismo'

Ferreras, Al Rojo Vivo
Ferreras, Al Rojo Vivo

La incertidumbre es buena aliada de un prime time televisivo. Y la última noche electoral era pura incertidumbre. Así que todos los canales generalistas potenciaron su despliegue informativo para relatar el escrutinio en directo. Pero sólo uno, La Sexta, arrasó en audiencias. A pesar de ser un prime time en el que el mismo contenido estaba altamente fragmentado en distintas emisoras, la cadena verde congregó a la mayor parte de los espectadores y barrió con un 20.7 por ciento de share y más de 4 millones de espectadores en prime time, alcanzando picos de 5 millones. 

La segunda opción de la noche, La 1 de TVE, que destacó con un excelente especial periodístico, se quedó en 11.5 por ciento de share y más de 2 millones de seguidores. Prácticamente la mitad de la audiencia que La Sexta, mejor resultado de la cadena pública desde 2011. Es evidente, la calidad del formato subió la audiencia pero no fue suficiente porque TVE ya no tiene el principal superpoder que ahora atesora La Sexta.

La Sexta ha contado con la jugada maestra de la paciencia. Sí, la paciencia es una jugada maestra en la frenética sociedad en la que vivimos y en la que poco se analiza con la perspectiva suficiente. Bendita paciencia, tan importante y tan poco valorada en televisión. Y el especial del domingo, con Antonio García Ferreras al frente, recogió los frutos de construir durante años un público fiel. Porque ha sido un proceso de años. Casi una década. Desde 2011 exactamente, cuando empezó 'Al Rojo Vivo' por la noche, en un canal de TDT que ya no existe -La Sexta 2- y sin grandes ruidos. Pero la dirección de la cadena lo aguantó y, al final, colocó este contenedor de información como pilar estructural de la mañana de la emisora. Una franja en la que pasa todo y, en realidad, la televisión en España no estaba conectada en directo con ese todo.

'Al Rojo Vivo' no sólo ha sido una tertulia política clásica. Ha logrado un carrusel de análisis y conexiones en directo con la suficiente capacidad para romper con los viejos protocolos de la información televisada. Hasta creando un lenguaje apasionadamente propio. Otra jugada maestra básica de la televisión, tan básica y, a la vez, tan difícil de alcanzar: definir un lenguaje que sea tuyo y que te diferencie del resto. La pasión de Ferreras ayuda, en este caso. Porque no todos los periodistas deben ser clones leyendo la misma información, como en ocasiones se incentiva desde las propias facultades de Comunicación. Es más. en el periodismo televisivo español se ha malinterpretado línea editorial con manipulación tóxica. Confusión errática. No es lo mismo. Al contrario, la editorialidad es vital para otorgar más autenticidad a la crónica periodística y no va reñida con la honradez. El problema está si no va de la mano de la honestidad con el espectador.

Y la autenticidad en televisión se alcanza, entre otras cosas, con la habilidad de plasmar las atmósferas. Otra jugada maestra y valor clásico de la televisión, que ha incorporado con intuición La Sexta: la pretensión de proyectar bien atmósferas de la realidad social o política. En este objetivo, se habla mucho de las pantallas partidas que muestran varias señales de manera simultánea o de las músicas épicas que marcan el compás de la intensidad de programas como 'Al Rojo Vivo'. Pueden parecer elementos fundamentales, que dinamizan la retransmisión, más aún en tiempos en los que los espectadores consumen información en todo tipo de pantallas a una velocidad de vértigo y, como consecuencia,  son menos perseverantes ante el mando a distancia. Sin embargo, hay un factor más decisivo: la capacidad de lograr dibujar bien esos detalles que envuelven cualquier asunto noticioso y que inspiran de verdad lo que está sucediendo.  Ahí está la atmósfera más relevante, la más transparente, la que más atrae a un espectador.

La Sexta ha desplegado estas 'jugadas maestras': poner en valor la paciencia, apostar por la personalidad, pararse a escuchar las atmósferas y lo ha conseguido de una forma guerrillera. No parece que pierda demasiado pensándolo, la cadena se tira a hacerlo.

A la vez, la programación se ha articulado con ordenados ejes que el espectador recuerda fácilmente en su memoria, que reconoce: la mañana 'Al rojo vivo', por la tarde 'Más vale tarde', por la noche 'El Intermedio'. Si sucede algo, esa audiencia corre a La Sexta porque se ha interiorizado que la cadena lo contará. Si hace falta, Ferreras no duerme. Pero siempre con profesionales que, en su mayoría, el público conoce. Los primeros espadas del canal no se quedan en casa, también pisa la calle. Otra 'jugada maestra', ya que el público siente que el canal y sus profesionales se arremangan para estar en el epicentro de la noticia.

Ha sido un proceso de años. Porque la influencia social cuesta años ganarla. Y es muy fácil perderla. No basta acomodarse, pues. ¿Cuál será el siguiente paso? La Sexta tiene un armazón sólido, la materia prima de la actualidad informativa es inagotable, pero la narrativas audiovisuales siguen evolucionando. Los programas de La Sexta deberán respirar más visualmente para no aturullar a un espectador que va a empezar a valorar un mayor orden en pantalla que favorezca más amplitud visual en su móvil, televisor u ordenador.

En todos los medios de comunicación, también en la prensa escrita digital, para el porvenir de fidelizar público la figura del diseñador va a ser más terminante de lo que parece. El diseño, otro motor clásico del periodismo, que hay que dar más trascendencia en las plataformas de la información: esencial para mejorar la experiencia de usuario y fomentar la curiosidad del espectador, oyente o lector por las desvirtuadas portadas de los medios.

Ay, la iconografía tan importante. Los pactómetros, el telefonino... son iconografía, por cierto. Pero hay otros tipos de iconografías en las que indagar. Con paciencia, claro, que ha sido la gran jugada maestra que aprender de La Sexta.

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