OPINION

'Maestros de la Costura': por qué no engancha como 'MasterChef'

Maestros de la Costura
Maestros de la Costura

'Maestros de la costura' es 'MasterChef' pero con modistas. Mismo tono de ambientación musical, mismo compás de realización, misma forma de perfilar la tensión, Incluso mismo concepto de jurado: dos hombres, una mujer. Lorenzo Caprile, María Escoté y Palomo Spain. Caprile destaca, su temperamento brilla siempre en medios de comunicación y no iba a ser menos en un talent show con la moda como trasfondo.

Pero este segunda edición de 'Maestros de la costura' no termina de destacar en audiencias, a pesar de que el programa tiene muy claro qué y cómo quiere contar. Es más, el guion maneja con soltura el montaje de imágenes para definir buenos y malos entre los concursantes a través de pruebas que intentan trasladar al público al glamour de los diseñadores.

Sin embargo, el programa no tira porque no se ha asentado en un día rotundo de la semana (TVE lo ha movido del miércoles al domingo y ahora vuelve al miércoles) y tampoco consigue diferenciarse lo suficiente de su rol de hermano pequeño de 'MasterChef'.

La escenografía del formato imita a un taller pero no transmite la fuerza de la tensión de un taller. No se ha utilizado el decorado para dar una narrativa distintiva, contundente, a un formato que necesita recalcar más que otros talents su contenido, pues la costura no está tan popularizada y no es tan reconocible como la comida o la tarareable música de 'La Voz' u 'Operación Triunfo'.

En 'MasterChef' es más fácil conectar con los concursantes, ya que en mayor o menor medida todos hemos cocinado alguna vez y todos comemos todos los días. En cambio, aunque nos vestimos a diario, la mayor parte del público desconecta con el bucle de la terminología de producción de un vestido. 

'Maestros de la costura' intenta poner remedio a esta debilidad sobre-explicando el proceso, su 'palabros' y enriqueciendo el interés con el gracejo de dibujar muy bien las tramas que surgen de las peculiares personalidades de los concursantes, el jurado y demás vínculos, algunos dignos de culebrón. Con alguna mala malísima en esta edición. 

Pero 'Maestros de la Costura' sería más eficaz y funcionaría mucho mejor si, en vez de rellenar casi tres largas horas de prime time, el programa comprimiera su historia en cincuenta minutos.

Así las pruebas cogerían un ritmo trepidante, resumirían la monotonía de caer en dinámicas repetitivas de trabajo del corte y confección y divulgaría mejor, a través del entretenimiento didáctico, el trabajo de la modista.

No obstante, la actual dirección de TVE parece que sigue atada a estirar la duración de sus programas para alcanzar un dato de cuota de pantalla supuestamente mayor. Error, ya se está desmontando esta vieja táctica que funciona en los vicios heredados de la tele comercial, como Telecinco, pero ya no es realmente provechosa desde una televisión pública que debe estar en el punto en el que está su audiencia potencial, que ya no consume la televisión como hace diez años. Quizá, de hecho, se parezca más la TVE de finales de los 80 a las necesidades de los nuevos consumos televisivos que La 1 de hoy. Habrá que mirárselo.

Al final, el aliciente de 'Maestros de la costura' (versión de 'The Great British Sewing Bee' de la BBC) está en acercar y divulgar a la sociedad el mundo de la moda española a través de un show de personajes jugando en máxima audiencia. Y ya por eso el programa tiene sentido desde TVE. Pero podría crear una cita más poderosa si comprimiera su contenido en cincuenta minutos a tono con los consumos bajo demanda en los que el espectador agradece la tele entusiástica que va al grano y no te da tiempo a desconectar en disfrazados rodeos.

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