OPINION

Estos son los ejemplos de manipulación en RTVE que denuncian sus trabajadoras

es denuncia de las trabajadoras de TVE en Instagram
es denuncia de las trabajadoras de TVE en Instagram
es denuncia de las trabajadoras de TVE en Instagram
Mensajes denuncia de las trabajadoras de TVE en Instagram

Cuando en una noticia no se dan todas las versiones implicadas. Cuando no se puede llamar 'La Roja' a la Selección Española. Cuando se informa sólo de lo bueno de los países "amigos" y de lo malvado de los países "enemigos". Cuando la actualidad internacional se centra en los sucesos y no en las grandes maniobras.

Cuando de los problemas sociales se informa con declaraciones de los políticos y no de la población que sufre en primer persona. Cuando se llena el Telediario de sucesos para esconder las informaciones que afectan al Gobierno. Cuando no se informa de un acontecimiento hasta que no exista una declaración del Gobierno que, por supuesto, debe cerrar el reportaje para que esta versión prevalezca en la memoria del público. 

Son algunos ejemplos de manipulación tóxica de la información. Prototipos de desvirtuar un mensaje -trucos muchos demodé, pues no influyen como antaño en el público- pero que, sin embargo, los actuales responsables de los informativos de Televisión Española utilizan sin demasiado disimulo y, a veces, rozando el sonrojo.

Esta semana, trabajadoras de Radio Televisión Española han denunciado estas prácticas a través de la campaña en redes sociales #Asísemanipula. Aunque, más que una manifestación viral, se trata de toda una didáctica clase de periodismo con testimonios de primera mano (algunos hasta con el vídeo como prueba) que plasman los límites éticos que está sobrepasando la cadena pública en esta legislatura. Aunque son malas prácticas que no son sólo exclusivas de RTVE.

Una movilización valiente, con nombres y apellidos de las periodistas que cuentan su experiencia, en la que profesionales de RTVE evidencian los abusos que se están ejerciendo en la actual dirección de los servicios informativos de la corporación de medios públicos.

Los censores o amantes de la autocensura, que existen, dirán que la independencia de los informativos de TVE es una quimera. Pero no, no es imposible. Lo demostraron los años de Fran Llorente al frente, donde se alcanzó una credibilidad sin precedentes que, además, se tradujo en contundentes datos de aceptación de audiencia y reputados premios internacionales. Unos informativos que, también, supieron modernizar sus narrativas a la hora de explicar la actualidad e incorporaron nuevos lenguajes audiovisuales para interactuar mejor con el interés del espectador. Eso se ha esfumado en gran parte en los últimos años.

Sin embargo, público y las propios profesionales de la propia TVE ya han conocido unos TD obsesionados con la independencia y ahora no aceptan unas noticias al servicio del partido en el poder. Se mueven, poco a poco, pero se mueven. Los gobiernos, de cualquier color, deben empezar a entender que una televisión pública literalmente de todos y para todos será un valor añadido en su gestión. La manipulación, en una época de acceso constante a la información, es un bumerán contra la credibilidad de Moncloa.

RTVE necesita más que nunca volver a estar en la calle, salir del tertuliano monocolor y abrir la puerta de los despachos despegados de la realidad cotidiana para apostar, de nuevo, por el periodismo con amplitud de miras. Esta pedagógica movilización en redes demuestra que la corporación pública mantiene profesionales que siguen en esa calle, entienden cómo funcionan las redes y están peleando por recuperar el consenso en RTVE, además de realizar una excelente labor para que la audiencia vea la televisión de una forma más crítica. Labor que debería promover RTVE desde dentro, como intentó sobre todo en la década de los ochenta. Porque la objetividad tal vez no existe, pero sí el rigor y la honestidad. Y este ejercicio en redes sociales de #Asísemanipula es toda una lección de periodismo, que servirá de empujón para un necesario cambio en la gestión de RTVE. Un cambio que, esta vez, debe ser sin retorno. La madurez democrática española lo merece. 

Mostrar comentarios