OPINION

María Teresa Campos y el último giro de guion del verano en otoño del programa de Bertín Osborne

Bertín Osborne y María Teresa Campos en 'Mi casa es la vuestra'
Bertín Osborne y María Teresa Campos en 'Mi casa es la vuestra'

"Las comidas de verano a mí es que se me van de las manos". Lo ha dicho Bertín Osborne en la última entrega de Mi casa es la vuestra. El mismo día en el que se han encendido las luces de Navidad en diferentes ciudades españolas, el programa de Telecinco sigue creyéndose que está en agosto. Pero no, ya está finiquitándose noviembre. Y hace frío en la calle. Mucho pelete

Son los efectos colaterales de una televisión que no se aclara con la ubicación de sus proyectos. Mi casa es la vuestra se rodó alrededor de Semana Santa, se concibió para programarse el pasado verano y terminó emitiéndose en la temporada alta de septiembre. Ahora ha cerrado su caluroso otoño alcanzando máximo en audiencia de toda la temporada con María Teresa Campos como absoluta protagonista. Porque cuando María Teresa Campos aparece en la pantalla siempre se alza como protagonista en el ojo de ese espectador que ha visto como la televisión ha crecido con ella.

Porque la televisión ha crecido con María Teresa Campos, también el propio espectador. Sus programas han sido reflejo de aciertos, errores,  ilusiones, frustraciones, riesgos e intuición. Al final, la televisión sin riesgo e intuición no existe.

Y, en la despedida de Mi casa es la vuestra, ha brillado esa característica y carismática intuición de la Campos. De hecho, la periodista ha terminado intercambiando roles con el anfitrión. Ha sido el último giro de guion de la temporada: la convidada ha terminado entrevistando al propio Bertín y lo ha hecho con su capacidad de siempre para comunicar con una habilidad que terrenaliza lo complejo hasta acercarlo al máximo a la audiencia. Con sensibilidad, que no es lo mismo que sensiblería. Lo primero escasea, lo segundo abunda.

Maestra en la complicidad de lo cotidiano, María Teresa se ha llevado a su terreno a Bertín Osborne, que ha hablado de su vida con un relax que ya no siempre muestra en un programa que es pura ingeniería de realización y guion para que el espectador no se aburra. El formato es toda una teleserie con varias tramas abiertas y que, además, son bonitas de ver porque se cuida la fotografía, la luz y la ambientación.  

"Cada día mejoras más el patrimonio", dice con guasa María Teresa Campos al entrar a la casa de vacaciones de Bertín. En el jardín, hablan de vida y obra, pero eso en el análisis televisivo es lo de menos. Lo relevante es que la versión estival -que se emitió en otoño- de Mi casa es la tuya ha demostrado que en un Telecinco de hoy -que suele frikizar todo lo que toca- todavía hay hueco para que destaque el entretenimiento de la conversación que también atrae a la audiencia.

Es la competitiva televisivo que ejemplifica Mi casa es la tuya, mimando la realización, el guion, la sonorización, la documentación... Y también la buena televisión que representa María Teresa Campos, como referente y referencia sin fecha de caducidad. Ella misma podía haber triunfado con un programa muy similar al de Bertín Osborne. Antes de que se estrenara y se alzara como revelación En la tuya o en la mía en TVE, la Campos ya grabó una propuesta de programa de entrevistas parecido en su casa de Madrid. Se adelantó. Como otras tantas veces. 

Pero, entonces, pocos creían en este tipo de formatos para una televisión generalista.  Se equivocaban, claro. Porque la tele no siempre pone lo que el espectador quiere: el espectador elige entre lo que la televisión pone.  Y, esta noche, era fácil elegir escuchar a María Teresa Campos. Siempre funciona, porque ella no es parte del decorado. Ella es transparente. Si está sufriendo se nota, si está disfrutando se nota. Y esa autenticidad es una de las mejores materias primas con las que se construye la televisión. Sea cual sea el género o formato. 

Mostrar comentarios