OPINION

'MasterChef': así desmonta el estigma de la crisis de la sexta temporada de un talent show

Oxana concursantes de MasterChef
Oxana concursantes de MasterChef
Oxana concursantes de MasterChef
Oxana no fríe muy bien los huevos, perfecto para el show

Los talents show también cuentan con su particular crisis de los cuarenta años. Aunque no tienen que esperar a pasar cuatro décadas en emisión. La televisión va muy rápido y los talents show suelen sufrir directamente la catarsis de la sexta temporada.

Cuando llega la edición número seis de un formato de estas características, concursantes y espectador ya están resabiados del juego y la dinámica del concurso puede perder ingenuidad y caer en lo previsible.

El último programa en pasar esta línea de la temerosa sexta temporada es Masterchef, que ha estrenado esta noche su nueva etapa. La sexta, claro, valga la redundancia.

Sin embargo, el formato de Shine iberia y TVE ha sabido activar todos los cuidados paliativos para esquivar esta crisis. Difícil tarea, más aún cuando este espacio también cuenta con versión de niños y famosos, cada una con sus peculiaridades pero con misma esencia. 13 ediciones en total. Mucha receta, mucha emoción, mucha tensión, mucho chef.

masterchef-olé

Adaptar un éxito internacional a la idiosioncrasia nacional

MasterChef es un formato de éxito internacional pero que en España ha entendido las particularidades del consumo televisivo autóctono, donde es importante que cada edición tenga un hilo conductor contundente que otorgue al espacio un desarrollo de gala tradicional. No es en directo, pero la historia se cuenta con una evolución ordenada para el espectador. Ahí está la función de la empática Eva González, como vínculo cómplice con el espectador, junto con el jurado que no sólo ejerce como jueces. También son personajes que representan perfiles de la plural familia española. Todo queda en casa. Todo queda en MasterChef.

Pero MasterChef 6 ha sabido presentar con decisión a sus nuevos concursantes. Para empezar, ha incentivado la espectacularidad de un retorno que no se ha parecido a otros comienzos de etapa. Los populares jueces, Samantha, Jordi y Pepe, han llegado a un casting masivo en helicóptero. No se han tenido que tirar al agua, como en Supervivientes (lástima), aunque sí se han mojado en tal audición, pues llovía a cántaros.

Samantha Vallejo Nájera, Jordi Cruz y Pepe Rodríguez helicóptero
Realities que comienzan volando en helicóptero...1, 2, 3... responda otra vez.

En esta gran (y mojada) localización exterior, llena de containers gigantes, el programa ha enseñado su poderío. Así ha plasmado con rotundidad y música épica la gran multitud que ansía participar en el talent show culinario. Y ahí estaban todos los aspirantes, muy predispuestos al espectáculo y a narrar su historia personal. De esta forma, el programa pinta el perfil de una joven experta en nutrición que ha superado un cáncer. También muestra a un flexivegano, que no hace asco al jamón...

Y empiezan las pruebas en el estudio. El formato, sin demoras, da paso al casting final con los finalistas para hacerse con el puesto de  concursantes oficiales de MasterChef 6. Entonces, el programa se la juega al espectador: no entra ninguno de los candidatos que se estaban introduciendo con ímpetu. Tanto que parecía que era evidente que estaban ya dentro del programa, como la chica que había superado un cáncer. Pero no. El guion del formato pilla de imprevisto a un espectador que, como consecuencia, ya queda enganchado a la nueva temporada. MasterChef atina con el ritmo de la imprevisibilidad: colocando a los cocineros descartados al principio de la rigurosa criba se ha propiciado un incremento de la tensión en el ojo del público.

Así ha empezado un desfile de elección de aspirantes en los que se recalca muy bien las cualidades de cada aspirante, descritas para atrapar la curiosidad de una amplia diversidad de públicos.

Porque MasterChef no olvida que no sólo es un concurso de buenos cocinillas, también es un espectáculo que debe potenciar la personalidad de los aspirantes para generar tramas. Y en TV para que existan buenos entrañables también deben existir participantes que caigan regular.

Jorge MasterChef 6
Jorge, experto en protocolo. Aunque se le olvidó todo en el casting.

Por eso mismo no falta el joven repelente, Jorge (Periodista de Granada). Tampoco la abuela folclórica (Loli), la rusa con dificultades con un simple huevo frito (Oxana), el atractivo gusta suegras (Fabio), héroe (Daniel) que, por supuesto, es bombero o el premio a la constancia dando la oportunidad a Ramón, que se presentó a todos los castings anteriores...

Sofía y Loli, MasterChef 6
Loli celebrando con discreción de folclórica que es concursante de MasterChef. Lo hace junto a Sofía, que dice que no tiene autoestima.

Ahora habrá que ver la manera en la que crecerán para bien (o para menos bien) estos concursantes. Porque evolucionar, evolucionarán. Para eso están pensadas las pruebas de MasterChef: para crear tramas de reality que son un viaje de emoción, tensión, guisos y divulgación gastronómica. Una receta tan bien cocinada que incluso aguanta sabrosa durante las tres horas de duración a contracorriente del prime time español que TVE, como televisión pública, debe ser pionera en poner remedio ya.

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