OPINION

La campechanía de Bertín Osborne como aliada para ganar votos

Abascal y Osborne.
Abascal y Osborne.

La visita de Mariano Rajoy a 'En la tuya o en la mía' supuso un impulso electoral importante en la última campaña del Partido Popular.

El programa de Bertín Osborne, que por entonces aún estaba en TVE, plasmó a un presidente seguro, cercano y con un toque campechano, casi como el presentador y cantante de 'Buenas noches, señora'. Es la tónica habitual de este tipo de espacios televisivos. No es una entrevista, es un encuentro para mostrar lados íntimos y empáticos de las personalidades que participan en el formato. También de los políticos. 

Así la visita al programa de Bertín Osborne es mejor que cualquier spot electoral, ya que el mensaje se proyecta de forma natural desde dentro de la historia que narra un relato de entretenimiento con músicas, copas de vino y encuadres cuidados para captar la emotividad del público.

Oportunidad que Bertín, ahora en Telecinco, vuelve a aprovechar. De hecho, su programa se fue en su última temporada en horas bajas y con un retorno puntual con la etiqueta de especial político se ha asegurasdo amplificar la expectación por su retorno. Pablo Casado, Albert Ribera y Santiago Abascal son sus convidados. Para que no existan susceptibilidades de programa poco plural, el propio Bertín ha insinuado en una promoción que Pedro Sánchez y Pablo Iglesias han rechazado, esta vez, su propuesta.

La diferencia con la otra campaña de las anteriores elecciones generales está en que el programa se centró en episodios monotemáticos para cada líder que participó. Con la aparición destacada de Mariano Rajoy y Pedro Sánchez. En esta ocasión, sin embargo, se mezclan los tres encuentros. Eso sí, juntos pero no revueltos. Cada uno con su turno, en un ñoño montaje en paralelo de cada entrevista. 

Aunque el punto de interés fuerte del programa está en la aparición de Santiago Abascal. Porque, calculadamente, no se prodiga nada en medios de comunicación. Menos aún concede entrevistas a periodistas en televisión. Y pinta que sólo piensa conversar en prime time con Bertín. Perfecto para seguir amplificando su mensaje sin ningún tipo de obstáculo y con un envoltorio redondo, aderezado de entrañables fotos cotidianas que van desde su niñez y que rematan la imagen más querible del personaje. Propaganda que magnifica su perfil de gerifalte.

Abascal con Bertín Osborne
Abascal con Bertín Osborne y el protagonismo de las fotos de su "entrañable" vida.

Bertín no es periodista -de hecho lo ha recalcado en esta emisión- y, como consecuencia, no rebate con datos cualquier afirmación que siembre el político.  De eso no va su 'amable' y 'doméstico' programa.

Jugada aparentemnte redonda del líder de VOX, ya que su única cita con Bertín aviva su popularidad en horario de máxima audiencia proyectando su  personalidad con cierta naturalidad de postal. Incluso con una simbólica belleza, ya que este programa entra por los ojos por su mimada luminosidad y sensible música de piano de fondo -que remataba momentos de la charla de Abascal-. El mensaje que quiere sembrar en la mente del público se introduce entre un votante potencial sin la mirada contrastada que verifica datos, sin necesidad de explicar un proyecto político real y sin la repregunta que evidencia posibles manipulaciones tóxicas de su discurso.  

En España, hasta hace muy poco los políticos tenían miedo a pisar programas de entretenimiento. Los representantes de los partidos temían que pareciera que estaban frivolizando su valía y bagaje profesional. Es más, temían perder credibilidad para desarrollar sus funciones públicas como gestores. Pero eso ya ha cambiado. Ahora, en cambio, alguno parece hasta que cree que crecerá más electoralmente sin responder a periodistas y sólo acudiendo al show de entretenimiento, como el propio Abascal ha destacado en esta entrevista cuando ha asegurado con  ambiciosa frialdad que no necesita a la prensa, que ya lanzan su mensaje por las redes sociales. 

Pero, curiosamente y contradictoriamente, Abascal sí que acude al programa de Bertín. Un lugar que no es frontón verdadero de sus proclamas. Mejor, por tanto, saltarse al periodista y acudir a un show de la emotividad que embellece lo que toca, como es 'Mi casa es la tuya' de Osborne. Al fin y al cabo, en eso se ha terminado convirtiendo la política, dentro y fuera de campaña: en un cortoplacista show de la emotividad.

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