OPINION

Mitos y verdades de la TDT en España: un modelo con fecha de caducidad

la que se avecina
la que se avecina

Se cumple un año del lanzamiento de los nuevos canales de TDT. Sin embargo, doce meses después, casi la mitad de su audiencia potencial aún no conoce ni de su existencia. Para remediarlo, los responsables de las cadenas más novatas, Ten y DKiss, buscan estrategias para promocionarse mejor e intentar que se resintonicen los aparatos receptores. De hecho, DKiss ha incorporado en la Plaza Mayor de Madrid un set en donde invita a besarse a los turistas y que suban su foto, con en logo del canal, en sus redes sociales. Aunque el problema está en que el público ya no cree en la TDT, que se vendió como una revolución televisiva comparable a la llegada de la televisión en color y sólo se quedó en un mayor número de canales sin un visible crecimiento en pluralidad de contenidos.

Y es que la televisión digital terrestre ha ampliado el número de frecuencias, pero también ha mantenido la concentración de los operadores en las tres principales compañías tradicionales (TVE, Atresmedia y Mediaset) con otras pequeñas empresas satélites que terminan alquilando sus licencias a inversiones de terceros, especialmente de grupos internacionales como Viacom (Paramount) o Discovery (DMax y DKiss).

Como consecuencia, el sistema de competencia entre canales privados se sigue vertebrando como dos emisoras privadas -Telecinco frente Antena 3- que compiten por el liderazgo comercial. La única diferencia es que ahora, en vez de pelear con un solo canal, han segmentado por targets y contenidos toda su oferta en diferentes marcas complementarias que aparentemente son canales diferentes pero que estratégicamente funcionan como un todo. Telecinco ahora es la suma de Telecinco, Cuatro, Factoría de Ficción, Boing, Divinity, Be Mad y Energy. Mientras que Antena 3 ahora es el unión de Antena 3, La Sexta, Neox, Nova, Atreseries y Mega. Por tanto, la competencia sigue recayendo en dos grandes canales privados, reconocibles e identificados, con el inconveniente añadido de que TVE se ha quedado fuera de la contienda.

Han crecido las horas de emisión, pero la pluralidad de contenidos ha sufrido pocos riesgos. La oferta de las generalistas no se ha multiplicado y han existido pocos intentos de innovación para evitar cualquier riesgo económico. La sociedad ha sentido la TDT como el alunizaje de canales que, salvo alguna excepción, reponen infalibles éxitos: La que se avecina (en la foto de arriba) y Aquí no hay quien viva son los más claros ejemplos.

La diversidad no abunda en la TDT pero es un mito la percepción de que no haya crecido la oferta de contenidos. Con la TDT se ha ampliado la oferta cinematográfica en abierto (Paramount Channel) y se ha impulsado el entretenimiento por géneros. Especialmente destaca el trabajo de producción propia de Discovery Max, ahora rebautizado como DMax, que tiene una cantera de espacios creados a tono con la idiosincrasia nacional. Sin ir más lejos, anoche, estrenaron Tanto por ciento. Un formato de Molinos de Papel (Callejeros, Ola, Ola) que recorre el país para poner cara a la radiografía de estadísticas y porcentajes que retratan la realidad socio-económica española. Los de Discovery también han invertido en espacios como Wild Frank o las hazañas del Mago Pop.

No obstante, sí hacen falta más programas de producción propia que causen un mayor calado social y sirvan como alternativa contundente a las cadenas generalistas tradicionales. Es decir, que el espectador sienta que la TDT haya aportado contenidos que no tendrían cabida en los canales de Atresmedia y Telecinco.

Al final, los canales de la TDT han sucumbido a la moda de un género perfecto para emisoras pequeñas: ‘los factuals’. Se trata de los programas de tele-realidad documental, que repiten una y otra vez una estructura muy parecida (ya sean de hacer tartas, de redecorar casas o ilusionar con trucos de magia). Estos espacios son baratos, se pueden reponer sin desgaste hasta el infinito y definen la identidad de marca de la emisora. En este sentido, DKiss parece que se especializará en shows de adelgazamiento.

Pero la TDT en España necesita más programas propios con contenidos diferenciados, que no vayan a rebufo de las generalistas. Aunque, al final, la TDT española sufre que se creó reproduciendo patrones de la televisión temática enlatada de los noventa, un modelo con fecha de caducidad. Ya que ahí ya está perdiendo la batalla a la autenticidad de los consumos y narrativas audiovisuales a través de Internet, donde manda la televisión a la carta -lo veo cuando quiero- y donde sólo sobrevivirán aquellos canales tradicionales que acompañan al espectador en el directo de los quehaceres del día a día con una apabullante personalidad propia.

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